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Un atentado fallido en medio de una polarización dominante: Trump más fuerte que nunca en su primer discurso público

El expresidente Donald Trump sufrió un atentando mientras ofrecía un mitin en Pensilvania el pasado sábado pese a estar custodiado por el Servicio Secreto de Estados Unidos y la policía estatal

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Con el puño levantado, Donald Trump salió entre los agentes del Servicio Secreto, con una herida de bala en la oreja y pronunció “Fight, Fight”. FOTO: THE NEW YORK TIMES/DISEÑO EL TIEMPO LATINO

El sábado 13 de julio quedó marcado en la historia moderna de Estados Unidos como el día en el que intentaron asesinar a Donald Trump, expresidente y candidato a la presidencia. En medio de una polarización dominante, el panorama político estadounidense cambió desde ese día: el resurgimiento de un candidato que ya estaba sólido en las encuestas y una transformación y cambio de dirección en su campaña presidencial.

Trump se dirigió ese día a Pensilvania, un estado clave de cara a las elecciones de noviembre, y en el que ya había estado varias veces este año fortaleciendo su candidatura. Una vez en el escenario del mitin, se escuchó un estruendo y varios disparos. Con una mano en su oreja, el republicano se agachó e inmediatamente llegaron los agentes del Servicio Secreto.

De ese momento, quedó una imagen histórica: una oreja ensangrentada, una mano arriba y un “Fight, Fight, Fight” que lo hizo resurgir como un héroe frente a la adversidad. En el hecho, murió el tirador Thomas Matthew Crooks y un civil que asistía al evento político republicano.

Pese a que las investigaciones del FBI sobre Matthew Crooks avanzaron rápido, todavía quedan muchas preguntas sobre cómo pudo ocurrir un fallo así en la seguridad de un candidato presidencial.

Donald Trump: "Me postulo para ser el presidente de todo Estados Unidos, no de la mitad"

Este lunes, solo dos días después del intento de asesinato, Donald Trump reapareció en la Convención Nacional Republicana celebrada en Milwaukee, Wisconsin. Rodeado de agentes del Servicio Secreto, el expresidente se presentó con la oreja vendada ante miles de personas que esperaban por sus primeras palabras en público.

Trump cautivó y emocionó en su primera aparición pública al lado de su compañero de fórmula el senador de Ohio JD Vance. En la RNC, el republicano se vio unido con su partido y con los líderes que apoyan su candidatura, incluso algunos que fueron sus rivales en la nominación presidencial como Nikki Haley y el gobernador Ron DeSantis.

En el último día de la Convención Nacional Republicana, Trump ofreció su primer discurso público después del atentando en su contra. Durante sus primeras palabras, contó cómo sucedió el tiroteo y dijo que esa era la única vez que lo iba a relatar. "Es muy doloroso repetirlo".

Trump también habló sobre inmigración, economía y política exterior. Aceptó su nominación como candidato único del Partido Republicano. "Quiero ser el presidente de todo Estados Unidos, no de la mitad", dijo firmemente. Sus palabras se unen a lo que ya había esbozado anteriormente.

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Donald Trump pronunció su discurso ante decenas de seguidores en la Convención Nacional Republicana. FOTO: (Kenny Holston/The New York Times)

"Esta es una oportunidad para unir a todo el país, incluso a todo el mundo", dijo Trump a Salena Zito, del Washington Examiner días después del atentando que sufrió en Pensilvania.

Trump también habló de su foto y dijo: “Se supone que debería estar muerto”. El republicano comentó en una entrevista para The New York Post que mucha gente le dijo que la foto del tiroteo es la más icónica que han visto nunca. "Tienen razón, y yo no he muerto. Normalmente tienes que morir para tener una foto icónica".

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Luciendo un vendaje blanco sobre la oreja, Trump cautivó al público, de pie junto a su recién anunciado candidato a la vicepresidencia, el senador de Ohio JD Vance. | Foto: EFE/EPA/JUSTIN LANE EPA-EFE/JUSTIN LANE EPA-EFE/JUSTIN LANE.

Una candidatura fortalecida tras el atentado

Las primeras palabras de Trump después de su intento de asesinato han resonado y fortalecido aún más su candidatura, que también se enfrenta a desafíos judiciales. Para Vicente Torrijos, analista y profesor en Ciencias Políticas, el expresidente catapultó su imagen de salvador de Estados Unidos.

El atentado “siembra la sensación de que Trump es invulnerable a pesar de toda suerte de persecuciones y que está predestinado, providencialmente, a salvar de la decadencia a la democracia occidental”, dijo Torrijos para El Tiempo Latino. Añadió que este suceso une variables religiosas e ideológicas características de la sociedad estadounidense.

“Se interpreta como un milagro, y ese milagro convierte a Trump en una especie de mesías, de redentor, de ungido por un Ser Superior para reconstruir a la sociedad polarizada y amenazada por fuerzas oscuras tanto internas como externas”, expresó el analista.

Y, aunque parezca que la candidatura de Biden corre peligro después del magnicidio contra Trump, para Torrijos el panorama es otro. “Por extensión, esta situación también favorecerá la candidatura del presidente Biden: en un clima tan crítico, marcado ahora por el discurso de la unidad nacional y la reconciliación, tratar de arrebatarle la nominación sería interpretado como un acto abusivo, oprobioso y desconsiderado, prácticamente, como un atentado contra quien ha servido esforzadamente al Partido Demócrata a lo largo de su vida”.

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El atentado ocurrió solo unos minutos después de que el expresidente Trump subiera a la tarima. Estaba hablando en ese momento de la situación migratoria de Estados Unidos. FOTO 2 (Doug Mills/The New York Times)

¿Cómo se visualiza el atentando a Donald Trump?

Hay dos formas de ver el atentado: la superficial, y la profunda, según el analista. "En la superficie, lo mediático es tan vertiginoso y efímero que todo parece parte de un guión cinematográfico, de un espectáculo simbólico", explica.

"La Convención Nacional Republicana mitifica al héroe y lo glorifica, convirtiendo a Trump en el predestinado para salvar a los EEUU del caos, por encima del bien y del mal".

"Por otra parte, en lo subyacente, en el fondo, el hecho pone de presente la fragilidad del sistema político, la crisis estructural de seguridad y la delgada línea que separa a la estabilidad de la inestabilidad. En efecto, son solo unos milímetros los que explican que en estos momentos no se esté desarrollando el funeral de un expresidente, con todas sus consecuencias".

Vicente Torrijos, analista y profesor en Ciencias Políticas.

Fallos entre culpas, condenas y preguntas sin respuestas

Unas horas después de enterarse del atentado a Donald Trump, el presidente Joe Biden se pronunció, condenó el ataque y aseguró que el hecho se iba a someter a una investigación exhaustiva.

"Un expresidente fue tiroteado, un ciudadano estadounidense asesinado mientras simplemente ejercía su libertad de apoyar al candidato de su elección. No podemos —no debemos— seguir por este camino en Estados Unidos", dijo el presidente Biden el domingo desde la Oficina Oval. El demócrata pidió calma y unidad en medio de un país polarizado.

Biden no fue el único, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, también habló, pidió aclaraciones del hecho y unión. "Es un momento oscuro en la historia del país. Es un momento peligroso. Y hemos estado sugiriendo que todos los cargos electos, desde el presidente hacia abajo, intenten realmente unir al país. Necesitamos un mensaje unificado. Necesitamos bajar la temperatura".

Y, mientras los líderes piden unión, el Servicio Secreto lucha para encontrar respuesta ante el gran fallo de seguridad. La directora de la agencia Kimberly Cheatle consideró el incidente como “inaceptable”. En declaraciones para ABC News, reconoció la gravedad del ataque y asumió su responsabilidad. Pero, pese a la presión, afirmó que no dimitirá. "Fue inaceptable y es algo que no debería volver a ocurrir", recalcó.

En sus palabras, Cheatle, aunque admitió errores propios, también señaló a la policía local como responsable. Ante esto, Patrick Yoes, presidente de la Orden Fraternal de Policía, defendió la actuación de los agentes locales y federales, destacando su esfuerzo.

"Pasara lo que pasara en Butler, esto no fue un fallo de los agentes locales, estatales o federales sobre el terreno que respondieron a los disparos contra el ex presidente Trump. Se trata de un fracaso a nivel de dirección o de mando que no aseguraron una debilidad obvia en la seguridad de este evento".

Jim Pasco, director ejecutivo de la Orden Fraternal de Policía, advirtió que las declaraciones públicas del Servicio Secreto podrían erosionar la confianza fundacional entre ellos y los agentes locales.

El atentado, en sí, se transformó en un sinfín de acusaciones cruzadas y escasas respuestas.

El expresidente estadounidense Donald Trump es sacado a toda prisa del escenario por el servicio secreto tras un incidente durante un mitin de campaña en el Butler Farm Show Inc. en Butler, Pensilvania (Estados Unidos), el 13 de julio de 2024. EFE/EPA/DAVID MAXWELL

Una historia que no se repetía desde 1981

El atentado a Donald Trump se una serie de hechos similares que han sacudido la historia política de Estados Unidos. El último había sido el intento de asesinato al presidente Ronald Reagan en 1981, quien recibió un disparo en Washington DC. En este ataque, Reagan estuvo a punto de morir.

En la turbulencia política estadounidense, cuatro presidentes murieron y cinco sobrevivieron a atentados. El primero fue Abraham Lincoln, asesinado el 14 de abril de 1865, cuando él y su esposa asistían a un evento privado de la comedia Our American Cousin en Washington. Lincoln falleció un día después del ataque, convirtiéndose en el primer presidente de Estados Unidos en ser asesinado.

En 1881, el presidente James Garfield fue asesinado al ser atacado con un arma en el sexto mes de su mandato. 20 años después, en 1901, el presidente William MCKinley recibió un disparo mientras ofrecía un discurso en Nueva York. Y el más recordado, John F. Kennedy, quien murió luego de que una bala impactara su cabeza en noviembre de 1963 mientras visitaba Dallas.

Entre los candidatos que sobrevivieron a ataques está el expresidente Theodore Roosevelt, quien fue atacado a tiros en 1912 durante la campaña para su segundo mandato. Sobrevivió a un disparo en el pecho. En 1975, el candidato Gerald Ford salió ileso de un ataque después que el tirador se le atascara el arma.

En 2005, una persona arrojó una granada de mano a George W. Bush en un discurso al que asistió en Tiflis, capital de Georgia.  La granada no explotó.

En 1972, el exgobernador de Alabama y también candidato a la presidencia George Wallace vivió un ataque armado en medio de un acto de campaña en Maryland. El atentado lo dejó parapléjico.

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