En un sorprendente suceso ocurrido en Londres, una turista se desplomó después de que un caballo de la Guardia Real la mordiera mientras intentaba hacer una fotografía.
La mujer, que llevaba una camiseta de Pink Floyd y una gorra de béisbol negra, se acercó al caballo, aparentemente ignorando las señales que advertían sobre posibles mordeduras y patadas.
El caballo se veía ansioso ante la multitud
El suceso tuvo lugar frente al Museo de Caballería Doméstica, un lugar muy visitado donde los turistas se reúnen a diario para hacerse fotos con los emblemáticos guardias y sus imponentes corceles.
Las imágenes de la escena muestran a una multitud de turistas reunidos en torno a un guardia y su caballo, ansiosos por una oportunidad fotográfica. El caballo negro, que mostraba signos visibles de angustia, giró la cabeza y resopló, indicando su malestar por la multitud que invadía su espacio.
A pesar de las señales de advertencia, la mujer se colocó cerca del caballo, justo debajo de un claro aviso en el que se leía: "El caballo puede patear o morder". De repente, el caballo mordió el brazo de la turista. Ella gritó de dolor y corrió hacia sus amigos, mientras los espectadores observaban conmocionados.
Sus compañeras examinaron rápidamente sus heridas e intentaron calmarla. Sin embargo, la situación se agravó cuando la mujer empezó a perder el conocimiento y acabó desplomándose en el suelo.
Un soldado entró rápidamente en acción, utilizando su espada para hacer una señal a un cámara para que buscara a un agente de policía. Mientras las autoridades llegaban para asistir a la mujer herida, los turistas siguieron rodeando al guardia y a su caballo, y algunos incluso intentaron acariciar al agitado animal.
A pesar de las advertencias destacadas sobre el comportamiento impredecible de los caballos, muchos visitantes hacen caso omiso de estos riesgos, poniendo en peligro su seguridad y la de los demás.
Antecedentes de ataques de caballos de la Guardia Real
Este incidente no es aislado. En junio, otro turista se desmayó frente al palacio de Buckingham tras recibir, al parecer, un cabezazo de un caballo de la Guardia Real. Asimismo, en mayo, un caballo mordió a un turista que había tocado al animal mientras posaba para una foto.
En otro suceso ocurrido en enero, la chaqueta de un turista fue mordida durante una sesión fotográfica con uno de los caballos de la guardia.
La Guardia Real, aunque es una atracción turística popular, está formada por soldados altamente entrenados encargados de proteger la vida y la propiedad del monarca. Sus deberes requieren una estricta concentración, sin dejar espacio para la interacción con el público. Incluso las pausas para ir al baño están prohibidas durante sus turnos de dos horas.
Esta serie de acontecimientos pone un recordatorio crucial para los turistas: respetar las directrices de seguridad en los lugares históricos y populares no es sólo una cuestión de cortesía, sino esencial para la seguridad personal y pública.
Los visitantes y las autoridades locales deben trabajar para garantizar que los símbolos icónicos del patrimonio, como los guardias reales y sus caballos, se admiren desde una distancia segura, preservando la dignidad y la seguridad de todos los implicados.