Kimberly Cheatle, directora del Servicio Secreto, renunció a su cargo tras las críticas que recibió por las fallas de seguridad en el atentado contra Donald Trump el 13 de julio en Pensilvania.
La información fue confirmada por tres fuentes conocedoras de la decisión que hablaron con NBC News. Otras cadenas como CNN y Telemundo también confirmaron la renuncia de Cheatle.
Lo que debes saber: el anuncio oficial de la marcha de Cheatle se espera para esta misma mañana, según fuentes policiales.
Una renuncia después de la comparecencia al Congreso
Cheatle testificó el lunes ante el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, reconociendo el grave fallo de seguridad y expresando su responsabilidad personal.
"Acepto la responsabilidad de esta tragedia", dijo. "Investigaremos el incidente a fondo y aplicaremos medidas correctivas para evitar que se repita".
Pese que, en repitdas ocasiones afirmó que no renunciaría, la creciente presión para su dimisión y los ataques que recibió en el Congreso por los fallos en el atentado, la empujaron a dejar el cargo.
El testimonio de Cheatle durante la audiencia fue recibido con descontento bipartidista. Los miembros del comité la reprendieron, tachando sus respuestas de "incompetentes", y la criticaron por su falta de credibilidad. Argumentaron que sus respuestas a preguntas básicas eran insuficientes.
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Respuestas inconclusas y dudas en su discurso
La presión aumentó cuando los miembros del comité preguntaron si el Servicio Secreto había asegurado el edificio desde el que se efectuaron los disparos. Las respuestas de Cheatle no les satisficieron.
La directora del Servicio Secreto se negó a proporcionar cifras concretas cuando se le preguntó cuántos agentes habían sido asignados para proteger a Trump ese día, ni hizo comentarios sobre las reiteradas peticiones de Trump de medidas de seguridad adicionales.
Cheatle admitió que el tiroteo representó "el fallo operativo más importante del Servicio Secreto en décadas". Su reconocimiento de este fallo y su compromiso de rectificarlo no sirvieron de mucho para frenar la oleada de críticas.
En la lupa: el Servicio Secreto se enfrenta a importantes retos para restaurar su reputación y garantizar la seguridad de las figuras políticas.