El gobierno de Israel declaró que Hezbolá "pagará el precio" tras un ataque con cohetes en los Altos del Golán, que causó la muerte de 12 niños.
Hezbolá, el grupo militante libanés, negó su implicación en este mortífero ataque, que es el más grave sobre territorio israelí desde los sucesos del 7 de octubre.
Sin embargo, Israel respondió con decisión, y sus aviones de guerra bombardearon objetivos de Hezbolá en el interior del Líbano y a lo largo de la frontera el domingo por la mañana. El impacto inmediato de estos ataques aéreos sigue sin estar claro.
El ministro de Defensa israelí prometió una respuesta al ataque
Durante una visita a Majdal Shams, el lugar del ataque cerca de las fronteras siria y libanesa, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, prometió una respuesta contundente. "Hezbolá es responsable de esto y pagará el precio", declaró Gallant. Su oficina se hizo eco de este sentimiento, prometiendo golpear duramente al enemigo.
Alrededor de 30 proyectiles lanzados desde Líbano contra territorio israelí marcaron este ataque letal. El ejército israelí atribuyó rápidamente la andanada a Hezbolá, respaldado por Irán.
La oficina del primer ministro Benjamin Netanyahu confirmó la muerte de 12 niños y heridas a 44 personas, destacando la gravedad del ataque en lo que fue un partido de fútbol infantil.
Antony Blinken apoyó la decisión de Israel
El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, apoyó la conclusión de Israel, afirmando que "todos los indicios" sugerían la implicación de Hizbulá. El ataque dejó de luto a la comunidad árabe drusa de Majdal Shams.
Israel arrebató los Altos del Golán a Siria en la Guerra de los Seis Días de 1967 y se los anexionó en 1981, aunque siguen considerándose territorio ocupado según el derecho internacional y las resoluciones de la ONU.
Los 20.000 árabes drusos que viven allí, muchos de los cuales se identifican como sirios y rechazan la ciudadanía israelí, fueron golpeados por esta tragedia.
La oposición de Israel reconocen la pérdida de los niños fallecidos
El líder de la oposición israelí, Yair Lapid, se dirigió a los dolientes, reconociendo la pérdida comunal diciendo: "los niños que murieron en ese campo de fútbol podrían haber sido cualquiera de nuestros hijos. Por lo tanto, son realmente los hijos de cada uno de nosotros. Son nuestros hijos".
Las tensiones aumentaron aún más cuando algunos residentes se enfrentaron al ministro de Finanzas de extrema derecha, Bezalel Smotrich, exigiendo su salida del acto. El personal de seguridad acabó escoltando a Smotrich fuera del conflictivo escenario.