Tres casos ocurridos en el último año de violencia policial, que dejaron como el resultado dos muertos y un herido grave, reavivaron las críticas a las prácticas de la Policía en Estados Unidos.
Los incidentes de Ohio, Kansas y Arkansas llaman nuevamente la atención de la opinión pública sobre un problema grave en la conducta de los oficiales, que parece no tener solución.
La muerte de Ta'Kiya Young, caso emblema de la violencia policial
En Ohio, un gran jurado acusó de asesinato al agente de policía del municipio de Blendon, Connor Grubb, por el tiroteo mortal de Ta'Kiya Young, una mujer negra de 21 años embarazada, acusada de haber robado alcohol en una tienda cuando el policía le disparó en su coche mientras conducía hacia él.
El gran jurado también acusó a Grubb de homicidio involuntario y agresión con agravantes. Toda la secuencia quedó registrada por una cámara de seguridad.
"Grubb tuvo que tomar una decisión en una fracción de segundo, una dura realidad para quienes protegen nuestras comunidades", dijo el representante sindical de policías Brian Steel.
Sin embargo, la familia de Young había exigido constantemente cargos penales, calificando el tiroteo de grave abuso de poder tras revisar las grabaciones de las cámaras corporales.
El video mostraba a un agente dando instrucciones a Young para que saliera de su vehículo, acusándola de robo. Cuando ella empezó a alejarse, Grubb disparó a través del parabrisas, causando la muerte de Young y de su hijo nonato.
Violencia policial contra la libertad de prensa
En Kansas, el exjefe de policía del condado de Marion, Gideon Cody, se enfrentó a cargos de interferencia de testigos relacionados con una redada realizada en agosto de 2023 en el periódico local, el Marion County Record.
La redada, que formaba parte de una investigación por usurpación de identidad, tuvo como objetivo las oficinas del periódico y los domicilios de su copropietario Eric Meyer y de la concejal Ruth Herbel.
Joan Meyer, la madre de Eric, de 98 años, estaba en casa durante el registro y sufrió un colapso por el shock y murió al día siguiente.
A Cody, que renunció dos meses después del escándalo, lo acusaron este lunes de un cargo criminal.
Salvaje golpiza de un policía a un detenido en Arkansas
En Arkansas, al agente Joseph Harris lo despidieron después de que las pruebas de video le mostraran agrediendo al detenido Billy Lee Coram en un coche patrulla.
Harris, que transportaba a Coram del hospital a la cárcel, fue grabado en video golpeando, dando codazos y cerrando de golpe la puerta del vehículo contra la cabeza de Coram.
El jefe de policía Rick Elliott despidió a Harris inmediatamente después de ver las imágenes y expresó su conmoción y desaprobación por el comportamiento del agente.
Las imágenes difundidas mostraban a Coram estrangulándose con el cinturón de seguridad durante el viaje. Las acciones grabadas de Harris incluían abrir la puerta, agredir físicamente con puños y codazos a Coram y dar un portazo contra la cabeza del detenido. Coram todavía está tras las rejas.
El recuerdo presente de George Floyd
Estos tres casos reavivaron las críticas contra la brutalidad policial en Estados Unidos y han reforzado las demandas de mayor supervisión y responsabilidad en las actuaciones de las autoridades.
Estos episodios traen a la memoria el recuerdo de George Floyd, un hombre negro de 46 años que fue asesinado por la Policía de la ciudad de Minneapolis mientras era arrestado.
Pese a no mostrar resistencia, cuatro oficiales lo redujeron con violencia, lo esposaron y durante casi 9 minutos, uno de ellos -el agente Derek Chauvin- lo asfixió hasta morir.
Su muerte fue transmitida casi en vivo por las redes sociales y las imágenes despertaron la ira de toda la sociedad, que se unió en una sola voz de protesta para pedir que el crimen no quedara impune. Algo se logró: los policías que participaron fueron condenados a prisión.
Las cifras de la violencia policial
El caso, como nunca antes ocurrió, puso en el ojo de la tormenta el uso excesivo de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad, en especial contra las comunidades más vulnerables. Se creyó que con el crimen de Floyd habría un antes y un después.
Sin embargo, las cifras muestran lo contrario y a más de tres años de aquella fecha, la situación está igual o incluso peor. Mapping Police Violence (MPV), un proyecto independiente que monitorea casi diariamente los casos de muertes y heridos a manos de las fuerzas de seguridad, informó que en el año 2023 se rompió el récord del número de personas que murieron en EEUU a manos de la policía desde que se tienen registros: 1.232, un promedio de más de tres por día.
Sólo en lo que va del año, el número asciende a 809. En 2023 hubo 30 muertes más que en 2022. También superó a años anteriores, lo que muestra una tendencia al alza que parece no tener techo.