El sargento del ejército estadounidense Korbein Schultz, analista de inteligencia, admitió ante un tribunal federal haber vendido secretos militares sensibles de EEUU a China.
Inicialmente se había declarado inocente pero cambió de postura el mes pasado. Su sentencia está prevista para el 23 de enero de 2025.
Schultz se enfrentaba a una acusación de seis cargos, entre ellos los de conspirar para obtener y divulgar información militar de defensa y sobornar a un funcionario público.
Las autoridades le detuvieron en marzo en Fort Campbell y condenaron rápidamente sus acciones. El general de brigada Rhett R. Cox destacó la gravedad de las acciones de Schultz en una declaración pública, en la que instaba al personal del Ejército a denunciar cualquier solicitud de este tipo en un plazo de 24 horas.
Los documentos judiciales revelaron que Schultz, que contaba con una habilitación de seguridad de alto secreto, conspiró con el "Conspirador A", un ciudadano extranjero al parecer afincado en Hong Kong.
Este individuo reclutó a Schultz en junio de 2022 para aprovechar su habilitación y su función de recopilación de información. El objetivo era conseguir documentos y materiales clasificados sobre las capacidades militares de Estados Unidos.
Las solicitudes iniciales incluían lecciones detalladas del conflicto de Rusia con Ucrania y aplicaciones potenciales para las estrategias estadounidenses en Taiwán.
Por estos documentos, Schultz recibió $200, lo que marcó el inicio de una colaboración más profunda. Schultz recibió finalmente 14 pagos por un total de $42.000, según el Departamento de Justicia.
Detalles de la información proporcionada
Los materiales que Schultz proporcionó incluían información sobre sistemas de cohetes, misiles y artillería, el Sistema de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad, equipos hipersónicos, tácticas contra drones y satélites militares estadounidenses.
También entregó estudios sobre la futura evolución de las fuerzas militares estadounidenses y conocimientos sobre los ejercicios militares de las principales naciones, incluida China.
El "Conspirador A" presionó a Schultz para que pasara de documentos no clasificados a material clasificado "sólo interno", prometiéndole una mayor remuneración como parte de una estrategia para establecer una asociación a largo plazo.
