“Es mejor que te olvides, nadie te va a creer”. Eso fue lo que escuchó Karla Camino cuando les contó a sus familiares y amigos que fue víctima de acoso y agresión por parte del empleado que era su brazo derecho en su compañía, especializado en la instalación de muebles de oficina.
El 21 de septiembre del 2023, este hombre se iba de viaje y Camino se ofreció a llevarlo al aeropuerto Reagan.

Una vez que llegaron al parqueadero, sin verlo venir con una mano la agarró del pelo y con la otra del cuello, gritándole que solo la soltaría si le daba un beso. Ella se resistió con todas sus fuerzas y cuando logró salir del auto, el mundo se vino abajo, al recordar que fue su esposo, fallecido un año antes, quien le dijo: “No te quedas sola, confía en él, es un buen trabajador y conoce bien el negocio”.
Ensimismada en superar el duelo, mantener la empresa a flote de obligaciones y cuidar a sus dos niños con necesidades especiales, Camino no se dio cuenta que estaba siendo manipulada cuando este hombre le decía: “a los negocios no les gusta las mujeres” o “juntos vamos a salir adelante”. Escuchar eso a ella le creaba cierta confusión, pero trataba de llevar la relación de dueña y empleado en paz.
Presa del miedo y confusión, cuando el acosador -padre de tres hijos- se alejó del parqueadero del aeropuerto, ella grabó un vídeo entre lágrimas, se tomó fotos del cuero cabelludo casi desnudo que le dejó el agresor y llamó a la policía. Estas pruebas sirvieron para que dos jueces le extiendan órdenes de protección por dos años, cada una.
Cuando no es no
“No ha sido fácil enfrentarme a este hombre en la corte. Escucharlo inventar una historia de amor inexistente fue una ofensa y una burla”, dice Camino.
En ese proceso se enteró que hay más víctimas, A una la conoce y ha tratado de convencerla que lo denuncie, pero nadie quiere hablar, porque “este hombre se adelanta al juego desacreditándonos y así va por la vida haciendo daño impunemente”.
Ante el temor de que reaparezca una vez que terminen los plazos de las órdenes de protección, Camino junto al detective que lleva su caso acaban de presentar cargos formales de asalto y agresión y agresión sexual.
“Si el juez toma en cuenta las dos órdenes de protección existentes es posible que me favorezca y lo declare culpable, de lo contrario el acosador solo tendrá que conciliar y pagar una multa de 2 mil 500 dólares. Lo que de verdad me ayudaría es que al menos otra de las víctimas lo denuncie” a este hombre que ahora trabaja a medio tiempo en un complejo deportivo donde acuden niñas y niños a jugar fútbol o voleibol.
Mientras tanto, Camino ha tomado algunas medidas, reforzando la seguridad en la casa, alternando las rutas cuando maneja y trata de no estar sola. “Las víctimas de los acosadores no tendríamos que vivir con miedo. He decidido hablar para que sepan que con o sin papeles somos víctimas, que no es justo que nos destruyan la confianza y la autoestima. No quiero que nadie más se sienta como yo”.
Los temores de las víctimas

El miedo y a falta información, de recursos legales, médicos y de servicios bilingües imposibilitan saber la magnitud del acoso sexual y la violencia, dice Bolivia Bustamante, especialista que trabaja con las víctimas de violencia en Women Center.
“Llevo 10 años trabajando y la primera idea a derribar es que por ser mujer hay que callar. Temen ir al hospital y a la policía. Si son indocumentadas creen que van encarcelarlas, deportarlas y quitarles a sus niños. Eso hace difícil, tanto para mujeres como para hombres, poner una denuncia”, asegura Bustamante.
El Women Center lleva medio siglo ayudando en salud mental a los niños desde cinco años en adelante. El programa Romper el Ciclo de la Violencia Doméstica está para apoyarlas y si necesitan acompañarlas a la corte, a la policía o a los hospitales.
“No esperen que suba el tono. La violencia tiene cuatro etapas, la última es la muerte. No tengan miedo a migración ni a que les van a quitar a sus niños, eso es mentira. Si han sido víctimas de agresión sexual no se bañen, vayan a la policía y después al hospital”, es la recomendación de Bustamante. Si necesita ayuda, sea hombre o mujer, llame al 571-536-5160 del Women Center.
“Creerles es el primer paso”
A Pesar de que se habla más del acoso y del espacio que abrió el movimiento MeToo, el sistema les sigue fallando a las víctimas y el miedo y el recelo son persistentes”, dice la sicóloga Claudia Campos, una profesional de la salud mental con más de 30 años de experiencia.
Parte del problema está en que si no hay pruebas no se le cree a la víctima, se la trata como la culpable, por eso no se atrevan a denunciar el acoso no solo por parte de los hombres, sino también de las mujeres.
¿Qué hacer frente a un caso como de Camino?, Campos tiene la respuesta: “hay que buscar apoyo en círculos donde se validan y no se juzgan los testimonios. Creerles es el primer paso para ayudarles a recuperarse”.
Cualquier mujer que necesite ayuda para superar los traumas de violencia puede unirse al Círculo de Mujeres Latinas USA, que se reúnen el primer sábado de cada mes. Más información llame al 240-426-3756.