A lo largo de ocho años marcados por descalificaciones, provocaciones y ataques al estado de derecho, queda más que claro que Donald Trump no se doblega fácilmente, más bien hace barbacoa con la leña que le tiran.
Pero, tras enfrentar dos juicios y una condena penal, algunos de sus seguidores sugieren que el expresidente debería moderar su comportamiento para no poner en riesgo su candidatura en las elecciones de 2024.
Para optimizar su enfoque -tras la Convención Nacional Demócrata (DNC)- la campaña de Trump está elaborando un nuevo repertorio de discursos, encuentros y mítines en los estados clave.
De acuerdo con CNN, esta estrategia busca ayudarlo a ganar impulso en su contienda reformulada contra Kamala Harris.
En el transcurso de esta semana Trump visitará Michigan, Pensilvania y Wisconsin, estados claves que forman parte del “muro azul” en las próximas elecciones presidenciales de noviembre.
Ajustes en el discurso de Trump tras “ataques personales”
La estrategia adaptada surge tras el éxito de la DNC realizada la semana pasada y el inicio optimista y disciplinado de la campaña de Harris.
Esta situación plantea una mayor amenaza al retorno de Trump a la Casa Blanca en comparación con la campaña que el presidente Biden dejó de lado debido a preocupaciones sobre su edad.
La decisión acelerada del equipo Trump refleja una nueva urgencia en la cuenta regresiva hacia las elecciones de noviembre y tiene como objetivo reposicionar al exmandatario antes de su debate con Harris programado para el 10 de septiembre. Aunque todavía no se sabe si él asista a este encuentro.
Trump escuchó las críticas, pero no aparentaba estar convencido durante un enérgico evento en Arizona el viernes. Como es habitual en sus mítines, buscó atacar y menospreciar, observando la reacción del público.
Expresó su frustración por los ataques a su carácter provenientes de Harris, los Obama y otros durante la DNC y sondeó a sus seguidores sobre si debería seguir el consejo de sus asesores de no tomarlo de manera personal.
Con un tono sarcástico, Trump comentó: “Me dicen: ‘Señor… por favor, apéguese a la política, no a la personalidad. Debería ser amable con la gente, señor’”.
Luego añadió: “Los llamo, mis genios, les pagan una fortuna, en realidad no tanto… pero llamo a mi gente y les digo: ‘Me están dando una paliza y ustedes dicen que no debería ponerme personal. Pero voy a hacer lo mejor que pueda’”.
Una de las preocupaciones de esos asesores es que el expresidente “esté cayendo en una trampa”. Aunque la ira y la rebeldía de Trump fueron fundamentales para su victoria en las elecciones de 2016 contra Hillary Clinton, su impulsión del caos también contribuyó a la mala gestión de la pandemia de covid-19, lo que llevó a su destitución tras un solo mandato.