Los mercados bursátiles estadounidenses experimentaron un descenso significativo, marcando su peor sesión desde principios de agosto.
Para el 3 de septiembre, el S&P 500 cayó un 1.9%, borrando las ganancias de una reciente racha de tres semanas en agosto. El promedio Industrial Dow Jones cayó 558 puntos o un 1.3% desde su máximo histórico establecido poco antes del Labor Day. Mientras que, el Nasdaq, dominado por las tecnológicas, también se desplomó un 3.1%.
Los días siguientes, 4, 5 y 6 de septiembre, estos principales promedios siguieron abriendo en negativo, ante la preocupación por la salud de la economía estadounidense.
Una semana roja para Wall Street
A principios de semana, el martes, los rendimientos del mercado de bonos también se vieron afectados por un informe que indicaba una contracción continuada del sector manufacturero estadounidense en agosto.
Este sector, que lucha contra unos tipos de interés elevados desde hace casi dos años, tuvo un comportamiento por debajo de las expectativas de los economistas.
"La demanda sigue siendo floja, ya que las empresas dudan en invertir en capital e inventarios debido a la actual política monetaria federal y a la incertidumbre electoral", señaló Timothy Fiore, del Institute for Supply Management.
La preocupación de los inversores por la ralentización de la economía estadounidense se intensificó, lo que contribuyó a una alarmante caída veraniega a principios de mes.
Para principios de mes, el S&P 500 cayó casi un 10% por debajo de su máximo de julio. Sin embargo, los mercados repuntaron, animados por la esperanza de que la Reserva Federal pueda lograr un aterrizaje económico sin contratiempos.
La Fed podría bajar los tipos de interés a finales de este mes para aliviar las condiciones económicas y evitar una recesión, tras haberlos subido a su nivel más alto en 20 años para combatir la inflación.
Lo que debes saber sobre el mercado
En noticias corporativas, las acciones de U.S. Steel cayeron un 5.6% tras la oposición de la vicepresidenta Kamala Harris a su propuesta de venta a la japonesa Nippon Steel.
A pesar de las objeciones políticas y laborales, Nippon Steel reiteró su compromiso con el acuerdo y con importantes inversiones estadounidenses. Por otra parte, Nvidia lideró los descensos del S&P 500 con una caída del 9,2%, a pesar de presentar unos sólidos beneficios recientes.
Los críticos sostienen que Nvidia y otros gigantes tecnológicos estaban sobrevalorados en medio del entusiasmo de Wall Street por la inteligencia artificial.
En esta semana, los valores energéticos también contribuyeron a los males del mercado, ya que los precios del petróleo se desplomaron más de un 4% debido a la preocupación por el consumo mundial de combustible.
El precio de referencia del petróleo en EE.UU. se acercó a los $70 el barril, frente a los más de $85 de abril. Exxon Mobil y ConocoPhillips registraron descensos del 1.6% y el 3.2%, respectivamente.
A pesar del descenso general, Wall Street no se mostró del todo sombrío. Alrededor de un tercio de los valores del S&P 500 subieron, sobre todo aquellos preparados para beneficiarse de unos tipos de interés más bajos, como los que pagan dividendos y las empresas menos vulnerables a los vaivenes económicos, como los servicios públicos y los productores de bienes de consumo básicos.
En el mercado de bonos, el rendimiento del Tesoro a 10 años cayó al 3.84% desde el 3.91% del viernes, un cambio notable desde el 4.70% de abril.
A nivel internacional, los índices bajaron en Europa y Asia, impulsados por la preocupación sobre la resistencia económica de China. Los últimos datos pintaron un panorama desigual, y los débiles beneficios de empresas chinas como New World Development Co. se sumaron al pesimismo.