La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) anunció este martes su compromiso de investigar los posibles efectos sobre la salud, en los metales pesados detectados en tampones.
Esta decisión se produce tras un estudio reciente realizado en julio en el que se encontraron trazas de plomo y arsénico en tampones tanto orgánicos como no orgánicos.
Aunque los niveles detectados eran bajos, la Agencia de Protección Medioambiental de EEUU afirma que no existe un nivel seguro de exposición al plomo, lo que suscita importantes preocupaciones sanitarias.
El estudio de julio analizó 30 tampones de 14 marcas disponibles en EEUU, el Reino Unido y Grecia. En él se encontró metales pesados, pero no determinó si estos metales se liberan durante el uso de los tampones.
Para abordar esta cuestión, la FDA llevará a cabo un estudio de laboratorio en banco para simular el uso en el mundo real y examinar hasta qué punto los metales podrían ser liberados y absorbidos por el organismo. Además, una revisión bibliográfica independiente evaluará la investigación existente sobre este tema.
"Antes de que los tampones puedan venderse legalmente en EE.UU., deben cumplir los requisitos de la FDA en materia de seguridad y eficacia", declaró la FDA.
Las recomendaciones de la FDA con la fabricación de tampones
Los fabricantes deben someter sus productos y materiales a pruebas de seguridad durante todo el proceso de producción, y la FDA revisará estas pruebas antes de autorizar su comercialización.
Los grupos industriales, entre ellos la Asociación de Productos Sanitarios para el Consumidor y el Centro de Productos de Higiene para Bebés y Adultos (BAHP), apoyan la investigación continua para garantizar el uso seguro de los productos menstruales.
El estudio de julio, del que es coautora Kathrin Schilling, de la Universidad de Columbia, halló una media de 100 nanogramos de plomo y 2 nanogramos de arsénico por gramo en los tampones. Las variantes orgánicas contenían más arsénico, mientras que las no orgánicas mostraban mayores niveles de plomo.
"La concentración media de plomo en los tampones era unas 10 veces superior a los niveles máximos permitidos actualmente en el agua potable", dijo la doctora.
Hizo hincapié en la necesidad de seguir investigando para comprender los efectos de la exposición vaginal a estos metales, dados los conocidos riesgos del plomo para la salud reproductiva.
El Consejo Americano de Química señaló que detectar sustancias químicas no significa que sean nocivas y destacó la postura de los CDC de que encontrar una sustancia química ambiental en el organismo de una persona mide la exposición y no el riesgo directo.
Sin embargo, según Anna Pollack, de la Universidad George Mason, la permeabilidad del tejido vaginal en comparación con otras partes del cuerpo hace temer que se filtren al organismo metales pesados o sustancias químicas nocivas.
Por ahora, Pollack aconseja utilizar los productos menstruales sin miedo y mantenerse informada sobre las investigaciones en curso. La FDA y los profesionales sanitarios recomiendan prácticas específicas para mitigar el riesgo de síndrome de shock tóxico, como evitar el uso de tampones durante la noche, cambiar los tampones cada cuatro u ocho horas y utilizar la menor absorbencia necesaria.
Busque atención médica inmediata si aparecen síntomas del síndrome de shock tóxico, como fiebre alta repentina, erupción cutánea o mareos. La FDA también recomienda interrumpir el uso de tampones y consultar a un profesional sanitario si aparecen síntomas inusuales como dolor o secreciones.