La Guardia Costera de Estados Unidos comenzó el lunes una audiencia en North Charleston, Carolina del Sur, para investigar durante dos semanas la implosión del sumergible Titán de OceanGate en el Atlántico Norte.
El trágico descenso de Titán, ocurrido en junio de 2023, terminó de forma desastrosa y se cobró la vida de los cinco pasajeros.
En la actualidad se están llevando a cabo investigaciones clave para proporcionar una comprensión crítica y buscar justicia para las vidas perdidas.
La Junta de Investigación Marina examinará a fondo aspectos como los acontecimientos pasados, el cumplimiento de la normativa, la cualificación de la tripulación y los sistemas mecánicos y estructurales del buque.
Sobre la audiencia de la implosión de Titán
Entre las personas que murieron se encontraban el consejero delegado y piloto de OceanGate, Stockton Rush, el famoso explorador francés Paul-Henri Nargeolet, el empresario británico Hamish Harding y el empresario paquistaní Shahzada Dawood junto con su hijo, Suleman Dawood.
Su viaje, embarcado en la costa canadiense, terminó en desastre: una implosión catastrófica que trágicamente truncó la misión y las vidas de los que iban a bordo.
El presidente de la junta, Jason Neubauer, subrayó que el objetivo principal de la investigación es elaborar recomendaciones de seguridad para evitar futuras tragedias.
También indicó que los hallazgos de negligencia o mala conducta podrían provocar posibles investigaciones penales por parte del Departamento de Justicia.
OceanGate, la empresa responsable del sumergible Titán, se enfrenta a un intenso escrutinio tras este raro desastre en la industria de los sumergibles. A diferencia de los submarinos tradicionales, los sumergibles suelen depender de buques de apoyo para su lanzamiento y recuperación.
Lo que se sabe
Los análisis de expertos sobre el diseño y la elección de materiales del Titán sugieren que las medidas de ahorro de costes pueden haber contribuido a la fatal implosión. En concreto, su construcción a partir de fibra de carbono y titanio, junto con la priorización de la capacidad de pasajeros sobre la integridad estructural, ha suscitado importantes críticas.
A pesar de las afirmaciones previas de OceanGate de que el Titán era un buque seguro capaz de soportar presiones oceánicas extremas, la empresa ha suspendido ahora todas sus operaciones. El Titán perdió el contacto con su buque de apoyo, el Polar Prince, casi a las dos horas de su descenso.
Cuatro días después, los esfuerzos de búsqueda confirmaron que los pasajeros probablemente perecieron en el acto debido a un fallo catastrófico bajo la inmensa presión del mar.
La audiencia está recogiendo testimonios cruciales de ingenieros, ejecutivos y expertos, entre ellos antiguos empleados de OceanGate que anteriormente habían hecho saltar las alarmas sobre la seguridad del sumergible.
En particular, el exempleado David Lochridge alegó en una demanda de 2018 que OceanGate le despidió por señalar su preocupación por la insuficiencia de las pruebas de presión en aguas profundas.
Se están produciendo consecuencias legales, ya que el patrimonio de Paul-Henri Nargeolet ha presentado una demanda por homicidio culposo de 50 millones de dólares contra OceanGate, alegando negligencia e imprudencia persistentes.
