Miles de trabajadores portuarios estadounidenses iniciaron una huelga en los puertos de la Costa Este y el Golfo de México la madrugada del martes 1 de octubre, dejando varados cientos de contenedores de transporte en los muelles y barcos estacionados fuera de los puertos.
- La huelga representa una gran amenaza para la economía del país a solo cinco semanas antes de las elecciones.
- EL paro tuvo consecuencias inmediatas en los puertos que manejan más de la mitad del comercio de contenedores de carga de Estados Unidos.
- Se espera que los efectos se extiendan por todo el país, costando al menos cientos de millones de dólares al día y empeorando cada día que los estibadores permanecen sin trabajo.


Los motivos de esta huelga portuaria
La huelga es la primera de este tipo que lleva a cabo la Asociación Internacional de Estibadores (ILA) desde 1977, cuando los trabajadores portuarios pararon su trabajo durante más de seis semanas y el comercio representaba una proporción menor de la economía en general.
Harold Daggett, presidente del sindicato, declaró a los medios que la avaricia de las navieras internacionales sería la culpable de que sus miembros se declararan en huelga.
El sindicato sostiene que sus trabajadores merecen una mayor parte de los cientos de miles de millones de dólares en ganancias que los operadores obtienen, especialmente después de trabajar durante la pandemia del coronavirus.
“Nada se moverá sin nosotros. No pueden sobrevivir por mucho tiempo”, expresó Daggett afuera de la Terminal Maher en Nueva Jersey el martes por la mañana.
Impacto económico
Las estimaciones del impacto económico han variado, pero un análisis del Conference Board, un grupo de expertos, actualizó un enfoque utilizado por los pronosticadores de presupuesto del Congreso y concluyó que una huelga de una semana generaría pérdidas económicas de 3.780 millones de dólares.
“Cuanto más tiempo pase, más caro será y entonces es cuando el consumidor lo nota mucho (…) No es que no vayamos a tener toallas de papel y papel higiénico en los supermercados”, declaró a The Washington Post Erin McLaughlin, economista senior del Conference Board.
Hay sectores particulares que podrían ser vulnerables. Los productos perecederos, como los alimentos, podrían echarse a perder: los puertos manejan el 75% de todas las importaciones de bananas, por ejemplo.
Una huelga más prolongada podría afectar a la industria automotriz, que depende de las entregas oportunas de piezas para la fabricación. Cuatro de los cinco puertos más grandes del país que reciben automóviles importados se encuentran entre los cerrados.


El año de las huelgas
Esta protesta se produce en un momento de mayor militancia en sindicatos de una amplia gama de industrias, con trabajadores del sector automotor, actores de Hollywood y maquinistas de Boeing lanzando huelgas importantes el año pasado.
Sin embargo, a diferencia de algunas de esas otras disputas, es probable que la huelga impacte directamente en una amplia franja del público, ya que se interrumpen las importaciones de todo tipo de productos, desde automóviles hasta alimentos.
Los funcionarios de la ILA llevan meses amenazando con hacer huelga, por lo que muchas grandes empresas han tenido tiempo de prepararse, haciendo pedidos de productos para la temporada de compras navideñas antes de lo habitual y desviando los envíos a la Costa Oeste.
Funcionarios de la Casa Blanca afirmaron a The Washington Post que confían en que las cadenas de suministro puedan resistir la huelga, al menos por un tiempo.