El gobierno de los Estados Unidos está considerando una ruptura histórica de las operaciones de Google, haciéndose eco de la escisión de AT&T de décadas pasadas. El martes por la noche, el Departamento de Justicia (DOJ) sugirió que separar a Google de sus otras empresas clave como Android, Chrome y Google Play Store, como una posible solución para frenar el monopolio tecnológico.
La presentación del DOJ argumenta que desarticular los productos estrechamente unidos de Google podría impedirle dominar las actividades de búsqueda, especialmente a medida que la tecnología evoluciona con la inteligencia artificial.
Google, sin embargo, califica este enfoque de "radical". La empresa sostiene que tal medida podría afectar negativamente a las experiencias de los usuarios, comprometer la integridad de Android y Chrome y socavar potencialmente la innovación en IA.
Advierten de que esto también podría obligarles a compartir datos sensibles de los usuarios con la competencia, poniendo así en peligro la privacidad de los usuarios.
Google se defiende afirmando que el gobierno se desvía hacia una "agenda arrolladora", alejándose del debate real sobre los acuerdos de distribución de búsquedas. La empresa destaca las amplias repercusiones que las acciones del gobierno podrían tener en los consumidores, las compañías y la competitividad de Estados Unidos.
EEUU pretende frenar el monopolio de Google
La propuesta del DOJ llega después de que un juez federal considerara el pasado mes de agosto que Google violaba las leyes antimonopolio estadounidenses a través de sus estrategias de contratos de búsqueda, tachando al gigante tecnológico de "monopolista".
Esta sentencia cuestiona el núcleo del modelo de negocio de Google, llamando la atención sobre sus acuerdos exclusivos con grandes firmas tecnológicas como Apple.
Estos contratos, que cuestan miles de millones a Google, aseguraron su posición como motor de búsqueda por defecto en plataformas destacadas como smartphones y navegadores. El juez Amit Mehta dictaminó que estas prácticas obstaculizaban injustamente la competencia.
Este enfrentamiento legal se considera la batalla antimonopolio más importante de la industria tecnológica desde que el gobierno estadounidense se enfrentó a Microsoft hace dos décadas.
A pesar de esta sentencia, Google planea apelar, argumentando que su dominio del mercado surge de tener un motor de búsqueda superior. Kent Walker, director de asuntos globales de Google, tranquiliza a las partes interesadas sobre su dedicación a ofrecer productos fáciles de usar, independientemente de los procedimientos legales.
Aunque la sugerencia del DOJ abre nuevas posibilidades legales para sancionar a Google, las prolongadas apelaciones que se esperan del gigante tecnológico indican un largo camino hasta la resolución. El resultado del caso puede allanar el camino para otros desafíos antimonopolio contra grandes empresas tecnológicas.
Google ya está implicada en otra demanda del DOJ, en colaboración con 17 estados, que apunta a sus operaciones publicitarias. Del mismo modo, otros gigantes como Amazon, Apple, Meta e incluso Ticketmaster se enfrentan a un escrutinio antimonopolio.