Las lagunas del inestable mercado laboral estadounidense pueden ser salvada por los inmigrantes: en tres décadas, serán ellos los que se encarguen de mover la fuerza laboral de Estados Unidos.
En la América rural, el acceso a la atención médica sigue siendo un reto importante. Más de 100 millones de personas tienen dificultades para conseguir asistencia sanitaria primaria, una estadística que se ha duplicado desde 2014.
La Foundation for American Policy (NFAP) prevé una necesidad aún mayor de médicos de atención primaria en la próxima década. Predicen una escasez de entre 17,800 y 48,000 médicos de atención primaria, lo que subraya la importancia de reforzar la mano de obra a través de la inmigración.
Pero, ¿por qué te contamos esto desde el principio?
Desde 2019, los inmigrantes han impulsado el 88% del crecimiento de la población activa estadounidense. De 2014 a 2024, la NFAP informa de que 3.6 millones de trabajadores nacidos en el extranjero se incorporaron a la población activa, frente a sólo 479,000 trabajadores nativos.
A medida que los baby boomers se jubilan y las tasas de natalidad disminuyen, la dependencia de la mano de obra inmigrante se vuelve cada vez más crucial.
Pese a este panorama, las actitudes políticas hacia la inmigración presentan desafíos, pero a su vez generan miedo en esos inmigrantes que buscan alcanzar el sueño americano.
Por ejemplo, las propuestas de restringir la inmigración mediante deportaciones masivas entran en conflicto con las necesidades laborales de la economía. Incluso con altas tasas de empleo entre los estadounidenses nacidos en el país, la mano de obra requiere mano de obra adicional para satisfacer la demanda ¿y quienes pueden satisfacer esto? Los inmigrantes.

Los inmigrantes: un complemento que fortalece la economía estadounidense
Los datos muestran que los inmigrantes complementan a los trabajadores nativos en lugar de competir con ellos. En 2024, casi el 81.5% de los nativos en edad de trabajar estaban empleados, y el empleo aumentó entre los mayores de 65 años.
Y muy contrario a lo que se dice, los trabajadores inmigrantes son fundamentales en sectores como la sanidad, las finanzas y la construcción. Muchos inmigrantes están bien formados, con un 21.6% de titulados universitarios, lo que agrega un valor a su importancia en la economía.
El auge de la industria de semiconductores previsto para 2030 requiere cuatro millones de nuevos trabajadores. Las políticas para fomentar la producción nacional se enfrentan a obstáculos, ya que menos del 30% de los licenciados en ingeniería eléctrica son nativos.
Ignorar estas necesidades laborales conlleva el riesgo de repercusiones financieras. Deloitte proyecta pérdidas económicas potenciales de miles de millones para 2030 si la escasez de mano de obra sigue sin controlarse.
Abrazar a la inmigración debe ser el objetivo
Un futuro económico estable pasa por acoger la inmigración y renovar los procesos de visado. Los sistemas actuales complican más que ayudan la complementación de la mano de obra.
En la industria tecnológica, las grandes empresas abogan por un aumento de los visados H-1B, pero apenas se ha avanzado. El NFAP insiste en la necesidad de ampliar la oferta de mano de obra mediante reformas de la inmigración, sugiriendo que esto podría reducir la inmigración ilegal, impulsar el crecimiento económico y mejorar la calidad de vida de los estadounidenses.
Para Estados Unidos, el camino hacia la resiliencia económica puede estar en abrir más sus puertas, reconociendo que la prosperidad futura depende de un enfoque de la inmigración más inclusivo.