El comediante Tony Hinchcliffe llamó a Puerto Rico "isla flotante de basura" en el rally de Trump en MSG, y la respuesta del artista más poderoso del momento fue... ¿un video documental? Bad Bunny se limitó a repostear a Harris y publicar 8 minutos celebrando su isla.
Los medios anglos lo celebran como una victoria, pero ¿alguien se imagina el impacto real si el “conejo malo” decidiera usar todo su poder cultural?
La matemática del activismo comercial. Con 45.6 millones de seguidores en Instagram, cada palabra cuenta (y cuesta). Mientras Taylor Swift y Beyoncé dan pasos firmes apoyando a Harris, Bad Bunny opta por una ruta más cautelosa.
No es sorpresa: alienar al 50% de tu audiencia no aparece en ningún manual de negocios.
El precio de la neutralidad. Los medios celebran su "intervención política", pero la realidad es más compleja.
El apoyo de Bad Bunny a Harris
Su influencia podría ser decisiva –hay 5 millones de votantes puertorriqueños, medio millón solo en Pennsylvania–.
La pregunta que queda en el aire es si el artista más influyente de su generación decidirá usar toda su voz, o si sus intereses comerciales (y los de sus socios) seguirán dictando los límites de su activismo.
¿Veremos a Bad Bunny tomar acciones más decisivas en los próximos 4 días? Puede ser, pero el momento ya pasó.
Los mortales olvidamos que hasta las más grandes estrellas son, al final, un producto más en el mercado. El "arte" de vender no conoce de causas justas.
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