La Casa Blanca abre las puertas a un nuevo presidente y la geopolítica global saca sus manteles para recibirlo. El regreso de Donald Trump pone en relieve los principales frentes abiertos en la política exterior estadounidense.
Así, a simple vista, en estos días surgieron tres de esos temas: la guerra en Ucrania, con la supuesta llamada de Trump a Vladimir Putin; la aseveración del republicano de que acabará el conflicto en Gaza; y el interés de Taiwán por comprar equipamiento militar americano. Con China, nunca se sabe.
Entre aliados y autoritarios. La política exterior de Trump podría incluir un enfoque transaccional con aliados y una actitud de disuasión hacia los rivales. Nada nuevo en el horizonte.
Aun así, algunos analistas sugieren que no es descabellado un realineamiento hacia líderes autoritarios y un giro aislacionista, influenciado por su círculo cercano de asesores 0 Km.
Un ejemplo práctico es su postura poco clara sobre la guerra en Ucrania, por la que Volodímir Zelenski teme que se hagan concesiones a Rusia para lograr una salida.
Dudas en diplomacia y cambio climático. Trump también causa preocupación en temas climáticos, donde su postura contra acuerdos internacionales podría obstaculizar los esfuerzos globales.
Observadores internacionales y diplomáticos temen que su carácter imprevisible dificulte la diplomacia y disminuya el financiamiento estadounidense en iniciativas para el cambio climático, algo que tiene gran relevancia en la cumbre de la ONU que se celebra ahora mismo en Azerbaiyán.