Miami.— El día que Cristina Whelan vio a la mariposa de alas oscuras Florida duskywing (Ephyriades brunnea floridensis) volar en su jardín de plantas nativas, en 2019, se sorprendió. Le tomó una fotografía y la envió a la red de Native Plant Network del Fairchild Tropical Botanic Garden de Miami, uno de los jardines botánicos más importantes del mundo, fundado en 1938.
Todos en la red se emocionaron. La Ephyriades brunnea floridensis vive únicamente en el sur de Florida y Cuba. Se trata de una de las especies amenazadas — casi extinta—y más raras del sur del estado, que viven tanto en reservas naturales urbanas como en grandes extensiones de pinares rocosos (Pine Rocklands), otro de los ecosistemas nativos de Miami en peligro de extinción.
Cristina, una bióloga y maestra de escuela de padres mexicanos y cubanos, ha estado construyendo su jardín de plantas nativas en su casa en South Miami Heights desde 2016 con la ayuda de Native Plant Network del Fairchild Tropical Botanic Garden, muy cerca de una reserva de pinos rocosos protegidos por Miami-Dade en el Larry & Penny Thompson Park.
“Es importante porque no sabemos mucho sobre la Florida duskywing, pero también porque son importantes polinizadores”, señala Cristina.

Más recientemente, en agosto de 2023, otro miembro de la red encontró una mariposa de alas oscuras en su jardín en Cutler Bay, en el sureste de Miami.
“Lo que pasó acá es que los miembros de la red crearon el hábitat adecuado para que estas especies de mariposas, que viven en el bosque de Rockland Pine, puedan alimentarse y reproducirse”, contó Daniela Champney, manager de la red.
Los hallazgos han ayudado a Fairchild Tropical Botanic Garden a probar que en Miami esta idea de red de plantas nativas está ayudando a especies en peligro como la Florida duskywing. Pero, sobre todo, que la iniciativa funciona: especies polinizadoras amenazadas están visitando los corredores de jardines nativos de miembros de la red que tienen plantas vitales para ellas.
“Hemos animado a nuestros miembros a plantar su planta huésped y a buscar esta mariposa, y hasta ahora hemos documentado unas 10. Antes de que esto ocurriera, era difícil para algunos creer que esta mariposa fuera a aparecer en los jardines de la gente. Si plantan las plantas adecuadas, es posible”, precisa la directora de Regional Conservation de Fairchild Tropical Botanic Garden, Jennifer Possley.

La extinción de estas especies es un hecho grave. Solo las mariposas contribuyen a la polinización del 75% de las plantas con flores del mundo. Según el Florida Department of Agriculture and Consumer Services, se calcula que alrededor de 575 plantas están oficialmente en peligro en Florida, un número solo superado por California. La presencia de ellas es importante para preservar los ecosistemas de los cuales viven insectos y fauna salvaje.
Varios factores han contribuido a este fenómeno. El cambio climático, la presencia de especies invasivas y el rápido desarrollo urbano, precisan los expertos.
Las plantas nativas no solo están adaptadas a las condiciones climáticas locales y a los suelos de una región específica, lo que las hace resilientes a climáticos extremos, también ayudan a la preservación de la biodiversidad local, la conservación del agua porque necesitan menos agua que plantas no nativas y equilibran el crecimiento de especies invasoras.

Un problema local de plantas nativas
Por su clima tropical, buena parte de los arborización con la que se diseñó Miami fueron plantas tropicales exóticas, traídas de otros países tropicales, con la idea de que se pudieran reproducir en la ciudad. Algunas de ellas, plantas invasoras como Ficus microcarpa, Epipremnum pinnatum (malanga), la Acacia auriculiformis (Acacio), entre otras prohibidas en el código del Miami-Dade county en 2019.
“Lo derribamos todo. Construimos nuestra mega ciudad y al mismo tiempo empezamos a plantar plantas tropicales y todas estas personas que se mudan aquí de todas estas partes tropicales del mundo al darse cuenta de que pueden crecer estas cosas aquí, anima a todo esto. Eso es lo que ven en todas partes, y es lo que compran en las tiendas”, analiza Champney.

Utiliza para explicar el ejemplo de las serpientes pitones birmanas, una especie invasora problemática en el sur de Florida: “Alguien la trajo, ahora se reproduce, y está acabando con la flora y fauna de los Everglades. Eso mismo pasa con las plantas exóticas invasoras”.
“Estamos en el tipo de situación privilegiada que podemos cultivar plantas de los trópicos del Caribe de América Latina y del Sur de todo el mundo de los trópicos. Y quiero decir, es genial, pero no son nuestras plantas nativas (...) En la vida cotidiana de Miami no estás expuesto a las cosas nativas, así que no puedes amar lo que no conoces. Es una situación realmente única aquí”, agrega la coordinadora de la red.
Otro de los problemas es la industria de desarrollo habitacional. “Ya no hay gente que construya su propia casa”, agrega Jimmy Lange, biólogo de campo del programa de conservación de Fairchild.
“Todo el nuevo desarrollo son grandes urbanizaciones de más de 50 unidades. Así que hay una industria en la que el suministro es un verdadero problema. Se piden 1.000 arbustos, todos que tengan el mismo aspecto, 500 árboles del mismo tamaño y forma. Hay una cuestión de escala, pero también hay este tipo de inercia que existe en la industria con lo que plantamos para que se parezca al sur de Florida. Competir a esa gran escala es un reto”, señala.

La directora de Regional Conservation de Fairchild Tropical Botanic Garden, Jennifer Possley, clasifica las plantas que más se ven en Miami en tres categorías: Plantas invasoras prohibidas en el código de Miami-Dade county; plantas de categoría media que no son nativas, pero no necesariamente perjudiciales pero que son sobre utilizadas; y el grupo de plantas nativas que están tratando de promover porque están infrautilizadas y las demanda la vida silvestre.
La red de plantas nativas, una iniciativa
Jennifer y Daniela aprecian un cambio en la cultura de Miami desde hace un par de años. Creen que los resultados de iniciativas de educación y conservación como los de la Native Plant Network tienen resultados recientes.
Es una tendencia que también se observa a nivel nacional. De acuerdo con una encuesta realizada en Estados Unidos por la Asociación Nacional de Jardinería en 2019 sólo 14% de los participantes buscaban plantas nativas, en 2022 está cifra alcanza el 26%.
La directora de Regional Conservation señala que convencer a personas ya conocedoras del tema es fácil. Pero es difícil entrar en algunos vecindarios de Miami donde se conoce poco o nada sobre este universo y su importancia. “Podríamos, honestamente, utilizar todo un equipo de expertos en marketing para ayudarnos con eso”.
Otro reto es la falta de diseñadores y arquitectos trabajando en el tema. “Casi no hay ejemplos de arquitectos paisajistas o diseñadores profesionales utilizando todas las paletas de plantas nativas. Así que no hay mucha inspiración en torno a cómo utilizar las plantas nativas de una manera hermosa en las propiedades”, acota.
La red comenzó hace 17 años. “Tenemos plantas y especies animales únicas, sobre todo algunos insectos. Tenemos algunas mariposas realmente raras. Por eso creamos la red, para que la gente se interesara por la biodiversidad en sus jardines y se uniera a nuestra causa”, recuerda Jennifer.

A través de un sistema de entrega de cinco plantas nativas gratuitas, cada persona que recibe las plantas pasa a formar parte de la red. A julio de 2024, la red tiene 2245 personas inscritas tanto para la entrega de plantas para su hogar, o una escuela u organización. Además, tiene alrededor de 314 que respondieron la encuesta de 2024 que la Native Plant Network aplica desde 2019.
Es difícil monitorear el estado de las plantas una vez que son entregadas porque no hay ninguna obligación de por medio, así que la encuesta les permite retroalimentación. Allí se lee: “Todos ustedes tienen más impacto de lo que puedan imaginar. Gracias por todo lo que haces”, cuenta un miembro de la red en esta encuesta.
Un grupo mayoritario de quienes forman parte de la red son latinos de primera o segunda generación, algunos ya retirados y otros con hijos pequeños que los han acercado a la naturaleza.
Las experiencias destacadas
Lourdes Rodríguez es una de las miembros más antiguas de la red. Trabajó 32 años en la administración pública del Miami-Dade County y en 2010 se incorporó a la Native Plant Network. Había estado familiarizada con Fairchild Tropical Botanic Garden porque hace 14 años comenzó como voluntaria en el vivero del jardín botánico.

Así fue que se enteró del universo de plantas nativas en extinción y modificó el jardín de su casa, en Kendall, hasta tener 95% de plantas nativas.
Allí ha visto a los colibríes alimentarse, a diversas mariposas como la Zebra Heloconian, Julia, y Gulf Frittilary, que usan la passiflora tuberosa (passionvine) como planta huesped. También ha logrado ver a la Monarch butterfly y Ceraunus Blue.
“He podido atraer la naturaleza y otra cosa muy importante: después de que estas plantas están en la tierra, no les tienes que echar agua, entonces gastas menos”, señala Lourdes, y precisa que esto contribuye a los esfuerzos de conservación de agua.
Lourdes también forma parte de los voluntarios que rescatan plantas de lugares que van a ser deforestados para construir, otra de las iniciativas del equipo de conservación de Fairchild.

En su jardín tiene Passionvine, Swamp Milkweed, Locustberry, White y Spanish Stoppers, Lignumvitae, Firebush yWhite Indigoberry entre otras plantas nativas.
Más al sureste, en Pinecrest, el médico pulmonólogo Raúl Moas es otro de los miembros destacados de la red. En su propiedad, de casi dos acres, tiene un bosque de Pine Rockland que conservó desde que compró la propiedad en 1992.
Había alrededor de 50 pinos. Tras el paso del huracán Andrew, que arrasó con el sur de Florida en agosto de 1992, muchos de los pinos fueron devastados. Los sobrevivientes y sus vástagos son los que Raúl tiene en su jardín.

Caminar por este bosque de 100% plantas nativas es como recorrer un jardín botánico. Conoce los nombres de todas las especies. Todas las ha cultivado con cuidado y esmero. Según sus cálculos, tiene alrededor de 180 plantas nativas.
Este jueves, cuando conversamos sobre el cuidado de la, logra ver una mariposa verde que asegura que no veía en el jardín desde hace al menos 13 años. Se trata de la Siproeta stelenes (malachite).

Los retos de medir y replicar
Aun así, queda trabajo por hacer. Uno de los problemas básicos, subraya Daniela, es ampliar la educación. “Tienes que encontrar la manera de llegar a las personas, y eso es un reto. No puedes tener solo una estrategia”.
Daniela no solo trabaja con el boletín, entregando las plantas y trabajando con los voluntarios de la red, sino que también organiza excursiones, charlas, visitas a escuelas y a todo tipo de eventos que le permiten ampliar la audiencia.

Una de las estrategias que utiliza Fairchild Tropical Botanic Garden es el trabajo con escuelas. “Los niños son más dispuestos y abiertos a saber y a conocer sobre las plantas nativas”, agrega Jennifer. Alrededor de 170 escuelas están en la base de datos de la red como beneficiarias de plantas nativas.
Más allá de la mariposa que aparece en el jardín, una de las dificultades es que es difícil medir el impacto en términos cuantitativos. Sin embargo, señalan, la relación con los miembros, a través del boletín que envían, se ha convertido en un buen indicador con tasas de apertura por encima del 50%.
“Las encuestas que muestran el número de mariposas que aparecen en los jardines de la gente y los pájaros que aparecen en los jardines de nuestros miembros, creo que es otro tipo de medida indirecta del éxito”, señala.
Crear un corredor de plantas nativas es un trabajo minucioso. “No se trata solo de tener una planta en tu jardín. Necesitamos plantas nativas en muchos jardines”, insiste Daniela. “Nosotros tenemos en Miami unos pocos trozos de áreas naturales , sí, pero un ecosistema no puede sobrevivir si está fragmentado. Así que crear corredores es una manera popular de describirlos. Crear corredores donde los polinizadores, los pájaros, etc, puedan moverse como de un puente a otro”.

Otro de los retos, apunta Jennifer, es el financiamiento. “El financiamiento es sin duda un gran obstáculo. Si tuviéramos más fondos y pudiéramos tener más personal, creo que podríamos acercarnos mucho más a nuestro objetivo”.
Porque la donación de plantas es uno de los propósitos centrales del programa y de la red, entregar el número de ejemplares que se requerirían si se amplía la demanda, sería otro reto. Cultivar este tipo de especies no es más complejo que cultivar plantas tradicionales, sin embargo puede haber desafíos para obtener semillas o desarrollar métodos de horticultura.
Y aunque los esfuerzos de conservación son cada vez más importantes, todavía se están destruyendo áreas naturales. A veces, se puede acceder a estas propiedades privadas para rescatar plantas nativas raras antes de que comience la construcción, pero no es lo común.
Fairchild Tropical Botanic Garden hace un esfuerzo con su programa de conservación, plantea Daniela, sin embargo escalar el programa para cubrir Miami con plantas nativas es difícil por una mezcla de factores que van desde financiamiento hasta el número de plantas necesarias.
Por ahora, aunque estos esfuerzos siguen creciendo, la posibilidad de incidir que tiene cada miembro de la comunidad o vecinos es uno de los mayores impactos. “Si un millón de personas, en su pequeño jardín delantero plantan cinco plantas, eso está muy bien. Y no sólo los propietarios de viviendas. En cada escuela, en cada Iglesia, en cada calle, estaríamos ayudando”.
Este reportaje cuenta con el apoyo de Solutions Journalism Network, una organización sin ánimo de lucro dedicada a informar de forma rigurosa y convincente sobre las respuestas a los problemas sociales