Ya casi se acaba el año y Jerome Powell nos dejó nuestro regalito: un recorte más de las tasas de interés y un aviso de que en el próximo año no habrán tantos recortes. Cautela, se llama.
El presidente del Banco Central dijo calm down, que todavía la inflación no ha llegado a la meta y sigue siendo persistente. ¿Qué esperar en 2025? Más presiones inflacionarias por las políticas de Donald Trump (ojo especial a los aranceles). Pero, más allá de eso, a Powell nada lo entretiene de su foco: llevar la inflación al 2%.
La Fed recortó las tasas de interés en un cuarto de punto como parte de su estrategia para apoyar una economía aparentemente estable pero que se enfría gradualmente. Se trata del tercer recorte consecutivo de los tipos por parte del banco central este año, que ahora se sitúan entre el 4.25% y el 4.5%. ¿Objetivo? Prevenir el recalentamiento económico durante el crecimiento robusto y evitar la recesión durante los periodos más lentos.
El rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años, un indicador clave de las expectativas del mercado, se mantiene –todavía– en niveles elevados. Esto refleja las preocupaciones de los inversores sobre el impacto de las tasas altas en el crecimiento económico y las ganancias corporativas. Por otro lado, sectores sensibles a las tasas, como tecnología e inmuebles, han mostrado debilidad, mientras que sectores defensivos, como el de consumo básico, han ganado terreno.
Muchos analistas pronostican una desaceleración moderada del crecimiento económico. La combinación de tasas altas y una política fiscal menos expansiva podría enfriar la demanda interna. Pero, como siempre hay un pero, el gasto del consumidor y la inversión empresarial seguirán siendo factores críticos para el desempeño económico.
La biblia económica de Jerome Powell
Powell reiteró que la lucha contra la inflación sigue siendo una prioridad. En sus declaraciones, enfatizó que “no debemos emocionarnos” con la posibilidad de recortes en las tasas hasta que los datos demuestren una reducción sostenible de la inflación hacia el objetivo del 2%.
Cautela es su segundo nombre. Su postura refleja –en parte– cómo se ha estado moviendo la inflación en los últimos meses: se ha mantenido elevada, pero no tanto como para decir que el escenario es catastrófico.
A pesar de la preocupación por la inflación, la actividad de los consumidores sigue siendo fuerte.
La Oficina del Censo informó de un aumento del 0.7% en las ventas minoristas de noviembre, superando la previsión del 0.6%. Las cifras de octubre se revisaron al alza hasta el 0,5% desde un informe inicial del 0.4%. Estas cifras sugieren una base económica resistente, aunque las debilidades subyacentes hacen que pueda ser necesaria una política monetaria flexible.

El efecto en Wall Street
La expectativa de recortes en las tasas había impulsado optimismo en Wall Street durante gran parte del año. Sin embargo, las recientes declaraciones de la Fed han llevado a una reevaluación.
Tras la última reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), los principales índices bursátiles experimentaron volatilidad, ya que los inversores ajustaron sus portafolios ante un panorama de tasas más altas por más tiempo.
Por otro lado, sectores sensibles a las tasas, como tecnología e inmuebles, han mostrado debilidad, mientras que sectores defensivos, como el de consumo básico, han ganado terreno.
Para Wall Street, esto significa que el optimismo de principios de año debe ser reemplazado por una estrategia más prudente y diversificada. Los inversores deben prepararse para un entorno de tasas más altas por más tiempo, con implicaciones tanto para los rendimientos de los bonos como para las valoraciones de las acciones.
¿Qué esperar de la economía para el próximo año?
Inflación y política monetaria. Si bien se espera que la inflación continúe desacelerándose gradualmente, los riesgos persisten. Las tarifas comerciales prometidas por Trump, los costos laborales y las interrupciones en las cadenas de suministro podrían mantener la presión inflacionaria. Esto limitaría la capacidad de la Fed para recortar tasas agresivamente.
Crecimiento económico. Muchos analistas pronostican una desaceleración moderada del crecimiento económico. La combinación de tasas altas y una política fiscal menos expansiva podría enfriar la demanda interna. ¿La salvación? El gasto del consumidor y la inversión empresarial seguirán siendo factores críticos para el desempeño económico.
Mercado laboral. Aunque el desempleo se ha mantenido bajo, la creación de empleos podría desacelerarse en un contexto de menor crecimiento. Esto podría aliviar parte de la presión inflacionaria proveniente de los salarios.
Comercio internacional. Las tensiones comerciales y las tarifas seguirán siendo un obstáculo para el comercio internacional. Esto podría afectar tanto a los consumidores como a las empresas estadounidenses, que enfrentan costos más altos en insumos clave.