¿Quién tiene el control de la política estadounidense? Ahora mismo, Elon Musk y Donald Trump. Ambos decidieron oponerse al proyecto de ley de financiamiento que evitaría un cierre de gobierno mostrando el estilo de poder disruptivo que marcará la próxima administración del republicano.
¿El caos es el objetivo? El ciberataque de Musk de más de 70 mensajes contra el orador del Congreso y el apoyo del presidente electo a su juego político busca desestabilizar el statu quo de Washington con una clara advertencia: el que no apoye su línea tiene que ser expulsado de las elecciones de 2026.
Mike Johnson no deja de sudar. El orador del Congreso no solo busca aprobar un proyecto de financiación que evite un cierre de gobierno, también busca mantener su puesto y no debilitar su relación con Trump (que es taaan importante para seguir liderando la Cámara).
Musk desestabiliza al Congreso
El proyecto de ley bipartidista, de más de 1.500 páginas, buscaba extender la financiación del gobierno federal hasta el 14 de marzo y asignar aproximadamente 100.000 millones de dólares en ayudas para desastres naturales, entre otras disposiciones.
En X, Musk inició una campaña enérgica en contra del proyecto, calificándolo de despilfarro y amenazando con apoyar desafíos electorales contra los legisladores republicanos que votaran a favor. Además, Musk dijo que aquellos que respaldaran la ley "merecen ser destituidos dentro de dos años".
La influencia de Musk no se limitó a las redes sociales. Su postura la respaldó Trump y el vicepresidente electo J.D. Vance, quienes emitieron un comunicado conjunto rechazando el proyecto de ley y solicitando su renegociación, incluyendo una disposición para elevar el límite de deuda del país.
En este sentido, la intervención de Trump, a pocas semanas de asumir la presidencia, generó un caos en el Congreso, obligando a los legisladores a reconsiderar el acuerdo previamente alcanzado.
Divisiones en el Partido Republicano provocadas por Musk
La oposición de Musk y Trump al proyecto de ley ha profundizado las divisiones dentro del Partido Republicano.
Mientras algunos legisladores conservadores apoyan la postura de Musk y Trump, otros consideran que bloquear el proyecto podría conducir a un cierre del gobierno, lo que tendría consecuencias negativas para millones de empleados federales y para la economía en general.
Flashbacks que atormentan. En 2018, Trump empujó a los republicanos a un cierre de gobierno de 35 días durante Navidad, el más largo de la historia de Estados Unidos. ¿Las razones? El republicano exigía fondos para construir el muro fronterizo.
Una influencia política que sigue subiendo
La intervención de Musk es digna de admiración. Su influencia política ha dominado hasta el Congreso y no da señales de detenerse.
El otro lado de la moneda. Su capacidad para movilizar a millones de seguidores y ejercer presión sobre los legisladores provocó preocupación entre algunos sectores, que ven en su activismo político como una amenaza a los procesos democráticos tradicionales.
En este momento, el orador Johnson se encuentra entre la espada y la pared. El saboteo de Musk y Trump puso en riesgo su liderazgo y su capacidad para mantener la cohesión dentro de su propio partido.
¿Consecuencias? Ya se están viendo las grietas: varios republicanos de la Cámara de Representantes dijeron que no respaldarían su reelección. ¿El candidato a llevarse el puesto? Paradójicamente, Elon Musk. Muchos legisladores ya se arrodillaron ante el CEO de Tesla: la polémica legisladora Marjorie Taylor Greene y el senador Rand Paul se ponen de su lado.
En todo caso, la confrontación en torno al proyecto de ley de financiación del gobierno ha puesto de manifiesto las tensiones y divisiones dentro del Partido Republicano, así como la creciente influencia de figuras externas como Elon Musk en la política estadounidense.
La oposición de Musk y Trump al proyecto ha llevado al Congreso a un punto muerto, aumentando la posibilidad de un cierre del gobierno y generando incertidumbre sobre el futuro liderazgo en la Cámara de Representantes.