Las fiestas decembrinas no siempre son de risas y abrazos. Para muchas personas, esta época pega fuerte a su salud mental; trae consigo estrés, tristeza y ganas de desaparecer entre las cobijas. Según la Alianza Nacional de Enfermedades Mentales (NAMI), un 64% de quienes tienen problemas de salud mental nota que sus síntomas empeoran durante las fiestas. Pero no estás solo en esto, y hay formas de enfrentar estos días de manera más ligera y hasta disfrutar un poco.
Las fiestas no son como en las películas
Pasan los días y, de repente, todo es un comercial gigante lleno de cenas perfectas, familias felices y un perro con gorro navideño. Pero en la realidad, las cosas no suelen lucir tan mágicas. De hecho, un estudio de ART Health Solutions reveló que el 51% de las mujeres y el 35% de los hombres sienten que esta temporada es estresante.
¿Las razones? Gastos descontrolados, el peso de cumplir con todos y, claro, la soledad que parece gritar más fuerte cuando todos hablan de "juntos en familia".
Casi el 60% de las personas incluso ha tenido ataques de pánico en estas fechas. Y algo tan simple como dormir bien parece tarea imposible, con el 76% reportando problemas de sueño. Elsa Ronningstam, psicóloga de McLean Hospital, afirma que “las expectativas sociales y los recuerdos pueden ser grandes detonantes de ansiedad, pero entender cómo nos afectan ayuda a reducir ese impacto”.
¿El invierno tiene la culpa?
El frío y los días cortos tampoco ayudan mucho. La falta de luz solar típica de esta estación puede provocar lo que conocemos como trastorno afectivo estacional (SAD, por sus siglas en inglés). Según American Addiction Centers, entre el 1.5% y el 9% de los estadounidenses lidian con esta condición, dependiendo de dónde viven.
Nitara Osbourne, profesional de esta misma organización, explica que “aunque las luces navideñas iluminan las calles, no siempre alcanzan a compensar los efectos emocionales de la temporada”. Terapias como la exposición a luz artificial han mostrado ser efectivas para levantar el ánimo, con un 70% de éxito en apenas unas semanas.
5 maneras de cuidar salud mental y tu espíritu
- Amiga, date cuenta (de tus emociones)
Si estás triste o abrumado, está bien, no pasa nada. Tanner Bommersbach, de SAMHSA, dice que lo primero es aceptar cómo te sientes. “Negarlo solo aumenta la ansiedad. Se vale reír, llorar o ambas cosas a la vez”, afirmó.
Puedes dedicar tiempo para recordarte que todo está bien o honrar a quienes ya no están con pequeños rituales, como escuchar canciones que te conecten con ellos o encender una vela especial.
- Planea sobrevivir los días difíciles
Con tantas emociones y compromisos en el aire, hacer un plan puede ser tu salvavidas. Actividades como salir con un amigo, ver tu película favorita o hacer algo mínimo que te haga feliz son clave para no hundirte en la ansiedad. Como apunta Ronningstam de McLean, “poner límites y priorizar tu bienestar antes de todo lo demás es esencial”.
No necesitas pasar horas en reuniones familiares si no quieres. Una excusa diplomática puede ser lo que necesitas para mantener tu paz mental.
- Conecta con otras personas
Aunque no tengas la casa llena de visitas, busca formas de conectar con quienes te importan. Un mensaje, videollamada o hasta un café virtual pueden llenarte el corazón. Incluso enviar una tarjeta navideña tiene un impacto especial.
¿Y si no tienes con quién compartir? Únete a actividades en tu comunidad o grupos en línea, donde puedas sentir esa chispa de conexión humana.
- Busca ayuda cuando la necesites
Si te sientes atrapado por las emociones o todo parece demasiado, pedir ayuda profesional puede marcar un antes y un después. SAMHSA tiene líneas de apoyo gratuitas y confidenciales como el 988 Suicide & Crisis Lifeline, disponibles las 24 horas para cualquier situación complicada.
Las fiestas no tienen que ser perfectas ni de película para que aporten algo positivo a tu vida. Concéntrate en ti, en lo que te hace bien y abraza (literal o metafóricamente) estas fechas a tu manera. Cuidar de tu salud mental y física es el regalo más importante que puedes darte. Y, créeme, te lo mereces.