El proceso de transferencia de poder a Donald Trump en 2024 marca un agudo contraste con los eventos de 2021. Más de 1,500 personas han sido acusadas por su participación en el asalto al Capitolio hace cuatro años, mientras que ahora se perfila una transición ordenada bajo la supervisión de la vicepresidenta Kamala Harris.
La ciudad de DC se prepara para el evento con medidas de seguridad reforzadas y hasta el clima parece estar en sintonía con la tensión: se espera una fuerte nevada que podría dejar hasta 12 pulgadas de nieve, cerrando parcialmente la capital.
La justicia mantiene su curso. Los tribunales federales continúan procesando casos relacionados con el 6 de enero de 2021, a pesar de la presión por pausar los procedimientos ante posibles indultos de Trump.
El juez Royce Lamberth ha programado estratégicamente sentencias para coincidir con la sesión conjunta del Congreso, prueba de la parcial independencia del sistema judicial en un contexto donde todo parece estar polarizado, desde las políticas hasta el termómetro.
Aunque no podemos evitar preguntarnos: si hubiera nevado aquel 6 de enero de 2021, ¿habría sido un fracaso el asalto o tendríamos fotos épicas de los trumpistas marchando bajo la nieve?
Las heridas institucionales persisten. La aparente calma en Washington oculta tensiones profundas entre quienes presenciaron el ataque a las instituciones democráticas y aquellos que buscan minimizar su impacto.
Mientras los líderes republicanos evitan conmemorar el aniversario, el personal de seguridad del Capitolio —y ahora también los quitanieves— se prepara para proteger las próximas ceremonias con las lecciones aprendidas de 2021. La ciudad de DC amanecerá cubierta de nieve, reflejando un momento en el que el frío no solo viene del clima, sino también de las fracturas institucionales que aún no terminan de cerrarse.