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Uso de condones cae un 30% en jóvenes mientras ETS suben un 127%

La Gonorrea subió un 127% en 2024, mientras que la sífilis aterrizó en incremento de 14% y la clamidia en 22%.

En 2024, casi un tercio de los chicos de 15 años (30%) admitió no usar condón. | Foto: Pexel.

El uso de condones entre adolescentes cayó en picada, y no estamos hablando de un resbalón casual. Este descuido ya dejó huella en la salud pública, con infecciones de transmisión sexual (ETS) disparadas por las nubes y embarazos no deseados sumando drama. ¿Qué pasa? Influencias digitales, mitos y, claro, el eterno miedo a comprar condones en la farmacia sin parecer culpable.

Lo que dicen las cifras

La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó sobre un descenso alarmante en el uso de condones entre adolescentes. En 2024, casi un tercio de los chicos de 15 años (30%) admitió no usar condón ni ningún anticonceptivo durante su última relación sexual. Entre las chicas, el panorama no mejora. En Gales, el 56% confesó lo mismo, mientras que el 49% de los chicos hizo exactamente nada para protegerse, según datos de BBC News.

¿Los resultados? ETS creciendo a niveles preocupantes. Gonorrea subió un 127%, sí, leíste bien, 127% el año pasado, mientras que la sífilis aterrizó en incremento de 14% y la clamidia en 22%. Y no hablemos de embarazos no planeados porque ahí ya entramos a terreno de novelas dramáticas.

Condones evitados, gracias a la pornografía

Sarah Peart, educadora en salud sexual de la YMCA, señaló que a muchos adolescentes les suena raro cargar un condón, “porque no ven eso en la pornografía”. Además, OnlyFans se sumó al problema como un factor negativo al normalizar prácticas sexuales sin protección.

Peart enfatizó que la pornografía y los creadores de contenido influyen en las percepciones de los jóvenes sobre sexo seguro. Durante sesiones de educación sexual, adolescentes admitieron que comprar condones les resulta embarazoso. La falta de modelos positivos y la normalización de prácticas riesgosas en medios digitales refuerzan esta conducta.

Por otro lado, a las chicas las bombardearon con anuncios de aplicaciones de rastreo de fertilidad y métodos “naturales”,  a pesar de su baja fiabilidad a esa edad, debido a ciclos menstruales irregulares. No, chicas, ese truco de anotar en un calendario sirve igual que un paraguas roto en un huracán.

Educación sexual olvidada

Encima de todo esto, el aula tampoco resulta el gran salvador. En algunos países, apenas ofrecen un par de horas de educación sexual a lo largo de la secundaria. Además, no cubrieron adecuadamente la prevención de ETS ni métodos anticonceptivos.

Mason Down, un joven de 18 años, comentó a la BBC que el contenido disponible en internet, como la pornografía, tiene mayor influencia en sus decisiones que las pocas lecciones impartidas por los colegios.

Consecuencias directas para la salud pública

La caída en el uso de condones contribuyó al aumento de ETS, con cifras que reflejan una crisis. Zoe Couzens, de Public Health Wales, advirtió sobre el riesgo de ignorar las ETS. Gonorrea, clamidia y sífilis no solo están al acecho de fiestas despreocupadas, sino que muchas veces son silenciosas. Al principio, no hay síntomas, pero el daño a largo plazo incluye infertilidad y problemas serios como enfermedades cardíacas. Ah, y si dejamos que estas infecciones sigan avanzando, algunas ya están sacando músculo contra los antibióticos.

¿Y ahora qué?

Peart señaló que la educación es clave para abordar esta crisis. Sin embargo, las barreras sociales, culturales y de acceso, como el costo de los condones y la falta de información en comunidades rurales, siguen poniendo en riesgo a los adolescentes.

La solución no se limita a recordarles que los condones existen (aunque claro, eso también ayudaría). Necesitamos hablarles de forma clara, sin tabúes y con datos que hagan ruido. Peart explicó que normalizar conversaciones sobre sexo seguro no solo previene ETS, también retrasa el inicio de la actividad sexual. Es decir, si les das educación de calidad, ellos esperan hasta tener más madurez.

Programas como el esquema C-Card en el Reino Unido, que entrega condones gratuitos y educación sexual en escuelas, intentan cerrar esta brecha. Pero deben extenderse más y combatir el estigma que rodea el tema, ese que hace que muchos chicos teman pedir una caja de condones tan solo porque el cajero los mirará como si escondieran un crimen.

En 2025, el reto no solo consiste en frenar la transmisión de ETS, sino en cambiar la narrativa sobre el sexo seguro entre jóvenes y adultos. Las plataformas digitales deben asumir responsabilidad sobre los mensajes que envían, mientras que los gobiernos necesitan reforzar la educación sexual integral. Porque cuando el sexo seguro se convierte en tema tabú, el costo se mide en vidas.

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