El 6 de enero de 2021 se quedó marcado en la historia de Estados Unidos y todavía hay secuelas: el día en el que un asalto al Capitolio quebró al país más poderoso del mundo.
Y, aunque en aquel momento era imposible imaginar que la misma persona que agitó la turba en Washington D.C., en la que ya han sido acusadas más de 1,500 personas por su participación, volviera a pisar la Casa Blanca, pero la realidad es como una antítesis: esa misma persona (Donald Trump) es más poderosa que hace cuatro años y está a solo 14 días de volver a la Oficina Oval, pero a diferencia de aquel momento, la transición de este año sí será pacífica.
Lo que la democracia significa. La certificación de la victoria de Trump demuestra cómo realmente deben actuar los países democráticos: reconocer la victoria y aceptar la derrota.
Un día para recordar pero no para conmemorar
Este lunes en la tarde, el Congreso certificó oficialmente la victoria electoral de Donald Trump, subrayando un momento particular en la historia moderna de Estados Unidos: el recuerdo latente del ataque al Capitolio de hace 4 años.
Siguiendo la noticia. Esta certificación simboliza el regreso de un líder que en su día desafió el proceso electoral, en un contexto de estrictas medidas de seguridad que recuerdan a los grandes acontecimientos mundiales.
La vicepresidenta Kamala Harris, derrotada por Trump en las elecciones de noviembre, presidió la ceremonia, poniendo de relieve un dramático cambio político. Su papel en la certificación trajo a la memoria los tumultuosos acontecimientos del 6 de enero de 2021, cuando estalló el caos en el Capitolio.
Tensa calma. A diferencia de los disturbios del pasado, la certificación se desarrolló sin problemas, mostrando un contraste con respecto a hace cuatro años, cuando los partidarios de Trump irrumpieron en el Capitolio. El refuerzo de la seguridad, con vallas negras y barricadas rodeando el complejo del Capitolio, sirvió como recordatorio de la agitación anterior incitada por la retórica de Trump.
La decisiva victoria de Trump
Esta vez, Trump se aseguró una decisiva victoria en el Colegio Electoral con una diferencia de 312-226 votos, sin enfrentarse a objeciones ni protestas de ninguna facción política. El ambiente dentro del Congreso marcó un brusco alejamiento del contencioso de 2020, ilustrando una aceptación temporal del resultado electoral.
"Independientemente de las circunstancias, estamos comprometidos a garantizar que este proceso siga adelante", afirmó el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, un firme aliado de Trump, reforzando la dedicación del Congreso a una transición pacífica del poder. Esta declaración marcó un cambio notable respecto a la postura anterior del partido republicano durante las disputas electorales de 2020.
Durante actos separados en la Casa Blanca, el presidente Joe Biden habló sobre la importancia de volver a una transición de poder normal y pacífica, refiriéndose al anterior asalto al Capitolio como una "auténtica amenaza para la democracia”.
Con el Congreso honrando la decisión de los votantes, Biden expresó su optimismo por superar las perturbaciones del pasado.
Lo que sí se aprendió
Del 6 de enero de 2021 se aprendió mucho: se aplicaron nuevas reglas para ejecutar el procedimiento de la verificación de la victoria electoral. Según las modificaciones en la Ley de Conteo Electoral, ahora es necesario contar con un quinto de los legisladores en lugar de uno solo en cada cámara para poder plantear las objeciones de los resultados electorales. Ah, y este año no se permitieron turistas.
No obstante, persiste la preocupación sobre si el asalto al Capitolio fue un incidente aislado o indicativo de una inestabilidad política más profunda. Ian Bassin, de Protect Democracy, aconsejó no caer en la autocomplacencia, señalando que incluso con Trump a la cabeza una vez más, la democracia se enfrenta a intrincados retos mientras se esfuerza por mantener su reputación global.
En el hemiciclo del Congreso, se desarrolló una escena única mientras los senadores transportaban certificados electorales ceremoniales a través del Capitolio, desandando un camino violentamente interrumpido por los alborotadores.