La influencia de los economistas en la formulación de políticas públicas está disminuyendo notablemente. No importa si son políticos o ciudadanos, casi todos han comenzado a ignorar sus recomendaciones en áreas clave como el comercio, el cambio climático y la fiscalidad.
Esta desconexión refleja una brecha creciente entre los modelos teóricos de la economía y las preocupaciones sociales reales.
De esta forma, los economistas enfrentan un desafío urgente: demostrar la relevancia práctica de sus propuestas, tanto como el interno que quiere agradar a su jefe.
Desafíos en la comunicación económica. Expertos señalan que los economistas necesitan urgentemente mejorar su capacidad de explicar por qué sus análisis son válidos y útiles, especialmente a quienes toman decisiones políticas. Así lo explica Ben Casselman en The New York Times.
Además, deben abordar problemas que realmente impacten a las personas y ofrecer enfoques innovadores que reflejen las realidades sociales. Reconocer la incertidumbre en sus proyecciones también podría ayudar a reconstruir la confianza perdida entre el público y los responsables políticos.
Replanteando la relevancia de la economía. Para recuperar su influencia, los economistas deben conectar sus teorías con las necesidades prácticas y urgentes de la sociedad.
Esto significa mejorar su comunicación, centrándose en temas como equidad económica, cambio climático y desarrollo sostenible. Solo al presentar soluciones claras, comprensibles y efectivas podrán restablecer su credibilidad y demostrar que la economía sigue siendo un pilar esencial en el diseño de políticas públicas exitosas.