No todo lo que brilla es oro ni todo lo que se aprueba siempre tiene buenos resultados. Y, aunque el presidente Joe Biden anunció una gran ley de chips semiconductores, para impulsar la producción nacional, el precio puede ser mucho más alto.
Siguiendo la noticia. Estados Unidos pretende recuperar su liderazgo en la fabricación de semiconductores con la Ley CHIPS y de Ciencia de $28’,000 millones. La iniciativa pretende impulsar la producción nacional de chips, prometiendo una menor dependencia de los semiconductores importados junto con nuevas oportunidades y obstáculos.
La ley de chips semiconductores: lo que puede ser y no ser
La Ley CHIPS podría crear unos 93,000 empleos en la construcción de nuevas fábricas de chips y añadir 43,000 puestos permanentes. Sin embargo, los contribuyentes podrían tener que hacer frente a elevados costes, aproximadamente $185.000 anuales por puesto de trabajo, según un informe del Peterson Institute for International Economics.
Los autores del informe Peterson, Gary Hufbauer y Megan Hogan, cuestionan la eficacia del gasto, sugiriendo que el aumento de la producción podría no ser el uso más seguro de los fondos. Su análisis pone de relieve las preocupaciones sobre si esta estrategia proporciona el camino más rentable hacia la seguridad de la cadena de suministro.
Por qué esto es importante. El Congreso, al aprobar la Ley CHIPS, aparentemente pasó por alto otras estrategias como la creación de una reserva de semiconductores o el fomento de mayores inventarios nacionales que podrían asegurar el suministro de chips de forma más eficaz y económica.
Todo por la seguridad nacional…
Las interrupciones del suministro inducidas por la pandemia afectaron gravemente a las industrias automovilística y tecnológica, lo que provocó la urgencia de la Ley CHIPS. La fabricación de chips a nivel nacional se enfatiza ahora para la seguridad nacional, dado su papel vital tanto en el sector militar como en el civil.
Anteriormente, Estados Unidos lideraba la producción de chips, contribuyendo con un 37% a la producción mundial en 1990. En 2022, esta cifra se redujo al 10%, lo que alarmó a los responsables políticos, sobre todo teniendo en cuenta que Taiwán, sede de gigantes como Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. (TSMC), se enfrenta a riesgos geopolíticos.
Estados Unidos aspira a elevar su cuota de producción de chips avanzados al 20% para 2030, pero no sólo debe enfrentarse a obstáculos financieros.
Lo que debes saber. El informe Peterson también cita como retos la escasez de mano de obra y las necesidades energéticas, mientras que países como Corea del Sur y Taiwán ofrecen importantes incentivos fiscales a sus fabricantes de chips.
Un futuro incierto en una industria volátil
La capacidad de Estados Unidos para alcanzar esta ambiciosa cuota de mercado sigue siendo incierta. Hufbauer y Hogan expresan un cauteloso optimismo, musitando "tal vez" sobre la posibilidad de que Estados Unidos alcance este nivel.
Los futuros cambios políticos podrían complicar aún más el escenario. El presidente electo Donald Trump abogó anteriormente por los aranceles en lugar de las subvenciones para impulsar la producción nacional, pero los investigadores de Peterson critican esta postura, señalando que los aranceles de la Unión Europea no reactivaron las industrias locales.