El juicio contra Luis Rubiales, exmandamás de la Federación Española de Fútbol (RFEF), arrancó con toda la parafernalia en la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares. El 3 de febrero de 2025 se convirtió en un día de espectáculo mediático. El famoso beso no consentido a Jenni Hermoso, durante la ceremonia de medallas de la Copa Mundial Femenina de 2023, desenmascaró secretos y despierta pasiones que alcanzan hasta los rincones más oscuros de la federación española.
Luis Rubiales bajo el reflector
Rubiales encara una posible condena de 2 años y medio de prisión por agresión sexual y coacción. Además, se suma una orden de alejamiento de 500 metros por 8 años y una indemnización de €50.000 por daños. Y todo por un beso que, dicho por Hermoso, “fue algo sorprendente y completamente fuera de contexto”. ESPN detalló cómo en la sala, la jugadora pintó un momento que pasó de emotivo a perturbador en segundos. Explicó cómo él le agarró la cabeza con fuerza y la besó frente a millones de espectadores. “Sentí que me robó uno de los días más felices de mi vida”, disparó sin titubear.
El intento de encubrirlo tampoco se quedó atrás. Hermoso relató que miembros de la RFEF intentaron presionarla para publicar un comunicado que minimizara el incidente. Además, durante el vuelo de regreso a España, Rubiales quiso convencerla con palabras dulces y argumentos que incluían a sus hijas suplicantes. Jenni no se dejó conmover. Según Marca, se mantuvo firme y le soltó algo como, “Lo siento, pero yo no voy a hacer nada”.
Historias saladas entre bastidores
Jenni Hermoso no fue la única que habló. Patricia Pérez, exjefa de prensa de la selección, detalló cómo la obligaron a firmar un informe turbio de integridad que buscaba proteger a Rubiales. Dijo que la presión fue tan intensa que sentía que estaba en una película de intriga. Por otro lado, Ana Álvarez, exdirectora de fútbol femenino, reveló que Rubiales incluso la reprendió por no controlar la narrativa tras el beso. Este duo de testimonios le dio más gasolina al fuego.
Las testificaciones seguirán con figuras de peso como las futbolistas Alexia Putellas e Irene Paredes, quienes apuntarán sus dardos contra Rubiales y su séquito. Los acusados no terminan ahí. Jorge Vilda, Albert Luque y Rubén Rivera también enfrentan un posible año y medio de prisión por coacción, más otros €50.000 de responsabilidad civil. Todos mantuvieron semblantes tensos pero eso no esquivó la verdad que se reveló en la sala.
Un beso que borró la gloria
En cualquier otra historia, ganar la primera Copa Mundial Femenina de España sería suficiente para los libros de historia. Pero este escándalo desplazó todo. En lugar de celebrar, el equipo español quedó atrapado en un huracán que mezcló el feminismo, el abuso de poder y la resistencia cultural. Hermoso reveló a BBC que se cansó de ser acosada por cámaras y temió salir de su casa, hasta el punto de recibir amenazas de muerte. "Tuve que salir de Madrid con mi familia; fue insostenible", confesó.
Este caso marcó un cambio en la percepción pública y en la lucha por los derechos de las mujeres en el ámbito deportivo. Desencadenó una huelga por parte de las jugadoras españolas, quienes se negaron a competir hasta que se produjeran cambios estructurales en la RFEF. Como resultado, Montse Tomé asumió el cargo de seleccionadora, convirtiéndose en la primera mujer en liderar al equipo nacional femenino.
Una sala fría, para un juicio candente
Mientras tanto, afuera de la Audiencia Nacional, más de 200 periodistas congelados por los 2°C seguían expectantes cada detalle que brotaba desde dentro. Marca compartió que las cámaras, micrófonos y flashes no perdonaron a los acusados ni a los testigos. Este juicio, lejos de ser una simple cruzada legal, se convirtió en un espectáculo mundial. Las protestas, las huelgas y la discusión social desataron un movimiento que va mucho más allá de un beso desafortunado.
Luis Rubiales, con poca gracia frente al juez, no parece darse cuenta de la gravedad de su situación. Según fuentes de ESPN, ofrecerá su propia versión de los hechos el 12 de febrero, mientras que otras figuras clave como Putellas testificarán antes. El caso, que sigue hasta el 19 de este mes, determinará si finalmente se impartirá justicia o si este capítulo termina como otra anécdota en la empañada cronología de la RFEF.
Mientras tanto, Hermoso no solo pelea por sí misma, sino por todas esas mujeres atrapadas en sistemas donde el respeto suele ser una especie de lujo. La lección de este juicio queda plasmada en sus palabras más resonantes, “Ni esperé ni busqué ese acto. Nadie tiene derecho a robarme mi momento”. Veredicto o no, este constará como el beso que desató una revuelta.