Ser propietario de una vivienda, a menudo sinónimo del american dream, se les escapa cada vez más a muchas familias debido a la escalada de los precios inmobiliarios y al aumento de los tipos hipotecarios.
A las familias se les escapa el american dream de comprar una vivienda
Pongámosle rostro a este panorama. La difícil situación inmobiliaria se refleja en la familia Petersen del norte de California y en muchas otras de todo el país.
Residiendo en un compacto apartamento de dos dormitorios en Campbell, cerca de San José, Jenn y Steve Petersen se enfrentan a las dificultades de una familia joven en crecimiento. Con dos hijos, el espacio vital es escaso.
A pesar de ganar unos 270.000 dólares al año, la compra de una casa sigue siendo un objetivo lejano debido a los exorbitantes costes inmobiliarios y a los elevados tipos hipotecarios que desbordan su presupuesto.
Las estadísticas ilustran vívidamente este reto: las familias con ingresos medios se enfrentan a unos gastos de vivienda intimidantes, ya que necesitan el 80% de sus ingresos para cubrir los pagos de la hipoteca de una vivienda media con un precio de 1.54 millones de dólares.
Entre líneas. Esto contrasta fuertemente con la línea tradicional de no destinar más del 30% de los ingresos a los gastos de vivienda.
La complicada situación inmobiliaria a nivel nacional
En todo Estados Unidos, el mercado de la vivienda comparte tensiones similares, con unos costes de propiedad que ascienden al 42% de los ingresos familiares, niveles no vistos desde antes del colapso del mercado inmobiliario de 2007.
Lo que debes saber. El perfil de los compradores de su primera vivienda también está cambiando, ya que la edad media ha aumentado hasta los 38 años.
La tendencia se sustenta por diversos factores: una oferta limitada de viviendas combinada con unos tipos hipotecarios elevados mantiene a los posibles compradores en alquiler.
"El crecimiento salarial no ha seguido el ritmo del aumento del precio de la vivienda", señala el experto en vivienda Domonic Purviance, captando la frustración generalizada.
Brian McCabe, de la Universidad de Georgetown, señala que los millennials pueden ver la propiedad de la vivienda de forma diferente, apreciando la flexibilidad que proporciona el alquiler. Este cambio generacional cuestiona la noción de poseer una vivienda como un hito clave en la vida.
Desafíos financieros imposibles de sobrellevar
Para familias como la de los Petersen, adquirir una casa de tres dormitorios supone importantes sacrificios financieros. "¿Qué se sacrifica al poseer una casa y ganar patrimonio?". se pregunta Jenn, sopesando la propiedad de una vivienda y el mantenimiento de un estilo de vida cómodo.
Pese a que los altos costos de las casas debilitan a unas familias, otras deciden hacerle frente a la situación, en medio de estos retos. Tal como Julieta López, residente en Boston, que pudo comprar una vivienda.
Siguiendo la historia. Empezando con medios modestos, López utilizó las ayudas locales a la vivienda para asegurarse su primera casa. Mediante subvenciones y un ahorro prudente, hizo realidad su sueño comprando un condominio de dos dormitorios.
