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 ¿Qué se esconde detrás de la supuesta vitalidad de la economía? Una división de la riqueza cada vez mayor

Mark Zandi, economista jefe de Moody's Analytics, subraya esta vulnerabilidad, destacando cómo el gasto concentrado entre los ricos introduce riesgos económicos

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Foto: (Jessica Attie/The New York Times)

La economía estadounidense exhibe vitalidad con tasas de desempleo bajas e inflación estable. Sin embargo, bajo esta superficie se esconde un problema creciente: una división de la riqueza cada vez mayor que se hace más evidente en el panorama post-pandémico.

Las rentas altas, en particular las que rondan los 153.000 dólares anuales, desempeñan un papel crucial en el impulso del crecimiento económico estadounidense a través del gasto de los consumidores.

Por el contrario, muchos estadounidenses fuera de este círculo acomodado se enfrentan a crecientes dificultades financieras. Esta disparidad corre el riesgo de exponer a la economía a drásticas recesiones si activos clave como las acciones y las viviendas pierden valor.

La vulnerabilidad de la economía

Mark Zandi, economista jefe de Moody's Analytics, subraya esta vulnerabilidad, destacando cómo el gasto concentrado entre los ricos introduce riesgos económicos.

Para los hogares que ganan 73.000 dólares o menos al año, mantener la estabilidad financiera resulta difícil a pesar de la seguridad del empleo y de unos salarios que se alinean aproximadamente con la inflación.

Entre líneas. Zandi señala que muchos estadounidenses en los tramos de ingresos más bajos tienen activos mínimos y dependen cada vez más de las tarjetas de crédito para preservar su poder adquisitivo.

Con tasas de porcentaje anual que rondan el 20%, estas opciones financieras distan mucho de ser ideales, lo que provoca decisiones financieras difíciles.

La morosidad quiebra a los consumidores (y a la economía)

Los datos del Banco de la Reserva Federal de Nueva York muestran tendencias inquietantes: la morosidad de los consumidores ha alcanzado un máximo de casi cinco años. Más del 11% de las tarjetas de crédito tienen 90 días de mora, la cifra más alta desde 2011, y casi el 9% de los nuevos impagos siguen esta tendencia.

Además, un número cada vez mayor de titulares de tarjetas sólo realizan los pagos mínimos, alcanzando un máximo de 12 años, según la Reserva Federal de Kansas City. Tradicionalmente, el crecimiento del gasto abarcaba todos los segmentos de riqueza.

Pero, hace tres años, este patrón cambió. Según un informe de la Reserva Federal de 2024, el crecimiento del gasto entre los hogares con mayores ingresos se ha acelerado, y continuará este año sólo con una ligera desaceleración.

Curiosamente, los hogares que ganan más de 100.000 dólares, antes considerados acomodados, están optando por medidas de ahorro para gestionar los gastos. Mientras tanto, los consumidores más ricos mantienen sus hábitos de gasto.

Los datos de FICO muestran un número récord de puntuaciones crediticias por encima de 750, mientras que las puntuaciones por debajo de 600 están resurgiendo.

La deuda crediticia por las nubes

Can Arkali, director sénior de puntuaciones y análisis predictivo de FICO, señala que el aumento de los impagos de tarjetas bancarias está volviendo a los niveles anteriores a la pandemia.

A medida que las incertidumbres económicas y el aumento de los precios al consumo impulsan una mayor dependencia de las tarjetas de crédito, la utilización aumenta, lo que a menudo conduce a impagos.

Los prestatarios de alto riesgo, que se cuentan por millones, se enfrentan a una angustia cada vez mayor, con un aumento de los impagos y de la deuda que supera al de la población crediticia general.

A pesar de estas preocupantes tendencias, parece poco probable que se produzca una crisis inmediata. David Sojka, asesor principal de Equifax, considera que la ralentización del crecimiento de la morosidad es un signo de optimismo prudente.

Los consumidores son ahora más prudentes en sus gastos y su gestión financiera.

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