Skip to content

El enviado desviado de Trump para Venezuela

La selección de Richard Grenell por parte de Trump para ser enviado especial a Venezuela, Cuba y Corea del Norte es para muchos, una señal contradictoria

Richard Grenell
Richard Grenell, enviado especial de Estados Unidos, se reunió con Nicolás Maduro. Foto: EFE

Donald Trump no había todavía entrado oficialmente por segunda vez a la Casa Blanca cuando, a través de la plataforma de su red social, informaba que Richard Grenell sería su enviado especial para Venezuela, Corea del Norte y otras zonas calientes en el mundo. Con este anuncio, muchos se sorprendieron, ya que poco antes había sido anunciado de igual forma al senador Marco Rubio como nuevo secretario de Estado.

La selección de Grenell por parte de Trump es para muchos, una señal contradictoria. Mientras que Rubio apuesta por una estrategia firme y persistente para "asfixiar" a las dictaduras, ya sean disfrazadas o auténticas, como las de Daniel Ortega en Nicaragua, Díaz-Canel en Cuba y el propio Maduro en Venezuela, Grenell representaba un enfoque más pragmático y flexible, que prioriza el diálogo y la negociación sobre la presión y las sanciones.

La designación de Rubio, con su ascendencia cubana y su historial político de línea dura contra los regímenes autoritarios, indica una política exterior agresiva. En contraste, la presencia de Grenell en el tablero genera incertidumbre sobre si la administración Trump mantendría una postura inquebrantable o explorará vías alternativas, incluso de concesiones, con los líderes de estos regímenes.

Esto hacía suponer que, en esta segunda administración, Trump no abandonaría la Casa Blanca sin antes haber resuelto la ecuación del restablecimiento de la democracia en al menos estos tres países, aunque los métodos para lograrlo no estaban claros.

El enviado especial, en una demostración más cercana a un programa de telerrealidad que a una misión diplomática, llegó a Venezuela y salió con seis excarcelados cuyos antecedentes eran prácticamente desconocidos tanto en la patria de Bolívar como en Washington.

Sin embargo, fue el propio Grenell quien, contradiciendo la norma fundamental de la diplomacia de mantener la discreción, reveló casi de inmediato que se llevó a quienes le entregaron, porque otros dos, que se suponía debían ser liberados, decidieron no irse, cansados de promesas incumplidas de deportación.

Esto dejó en evidencia que el enviado tenía la mirada desviada, pues los liberados no eran todos los que se buscaban, ni los que llegaron a Estados Unidos eran los que realmente debían llegar.

Por si fuera poco, rompiendo nuevamente la regla de la prudencia y el recato diplomático, Grenell no pudo resistir la tentación de declarar ante un medio norteamericano la frase que lo convirtió en blanco de críticas por parte de casi toda la administración y del Partido Republicano: "El presidente Trump no tiene intención de cambiar el régimen de Venezuela".

Marco Rubio, quien en esta narrativa parece desempeñar el papel del "policía malo" en contraste con un Grenell que pretendía ser el "policía bueno", tuvo que actuar con rapidez para contener el daño, evitando que los vientos huracanados se llevaran por delante la estrategia de Trump y parte del legado de su administración. En solo horas después de la desafortunada declaración del embajador,  se revoca la licencia petrolera de una empresa norteamericana en Venezuela.

Sin un cálculo previo, Grenell, quien posaba para la prensa desde Miraflores como parte de un aparente pago anticipado por la repatriación de dos aviones de Conviasa cargados con presuntos delincuentes venezolanos, ha desencadenado un cambio de posiciones en todos los actores políticos involucrados.

Incluso Maduro, que inicialmente posó sonriente junto al enviado, ahora golpea la mesa en señal de protesta, anunciando que no aceptará más repatriados desde Estados Unidos. Esta decisión surge como represalia ante la reciente eliminación de la licencia de Chevron, una medida que priva al régimen chavista de millones de dólares en ingresos petroleros.

Grenell logró, en apenas 30 días, tomarse una foto comprometedora con Maduro y Jorge Rodríguez, regresar con prisioneros equivocados, anunciar implícitamente que el régimen chavista se mantenía firme, provocar la revocatoria anticipada de la licencia de Chevron y empujar a Maduro a cerrar la puerta a nuevas repatriaciones.

El desviado enviado tiene y debe tener los días contados. La sensatez diplomática exige su inmediato reemplazo.

Últimas Noticias

Arena Stage anuncia el Voices Of Now Festival 2025

Arena Stage anuncia el Voices Of Now Festival 2025

El festival que durará todo el día el 10 de mayo contará con presentaciones, charlas, talleres y mesas redondas, además de actividades interactivas durante todo el día que amplificarán las voces de los jóvenes y adolescentes

Members Public