¿Perderá Donald Trump el control legislativo en Washington? ¿O nunca lo tuvo? El cierre de gobierno se convirtió en un rompecabezas que puede demostrar que tanta (o poca) autoridad tiene el presidente sobre el Congreso.
La aprobación de una resolución de financiación en la Cámara de Representantes, dominada por los republicanos, desencadenó una confrontación con el Senado, donde los demócratas han manifestado su oposición.
El panorama plantea interrogantes sobre la capacidad del presidente Donald Trump para imponer su agenda legislativa y sobre el equilibrio de poder en Washington.
El martes, la Cámara de Representantes aprobó, con una votación de 217 a favor y 213 en contra, una resolución para extender la financiación del gobierno hasta el 30 de septiembre. Este proyecto propone incrementos en el gasto de defensa y en la financiación del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), mientras que reduce otros gastos discrecionales en aproximadamente 13.000 millones de dólares.
El presidente Trump celebró esta aprobación como una "gran victoria", destacando su importancia para la agenda republicana.
Sin embargo, el panorama en el Senado es más complejo. El líder de la minoría demócrata, Chuck Schumer, ha declarado que su partido no brindará el apoyo necesario para aprobar la resolución tal como está planteada.
Siguiendo la noticia. Schumer criticó la falta de participación bipartidista en la elaboración del proyecto y propuso una extensión de un mes en la financiación para permitir negociaciones más detalladas.
Dado que los republicanos cuentan con 53 escaños en el Senado y considerando la oposición del senador republicano Rand Paul, se requieren al menos ocho votos demócratas para alcanzar la supermayoría de 60 votos necesaria para aprobar la resolución.
El shutdown no es desconocido (y Trump lo sabe)
La posibilidad de un cierre gubernamental no es un escenario desconocido en la política estadounidense. Desde 1980, ha habido diez cierres parciales del gobierno, siendo el más reciente en diciembre de 2018.
Un nuevo cierre afectaría a cientos de miles de empleados federales, paralizaría servicios esenciales y podría tener repercusiones económicas significativas. Además, la percepción pública sobre la responsabilidad del cierre podría influir en las futuras elecciones y en la aprobación de las políticas actuales.
La estrategia de la administración Trump se ha centrado en presionar al Congreso para que adopte su visión presupuestaria, enfatizando la importancia de fortalecer la defensa nacional y las políticas de inmigración.
El orador de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, ha sido un aliado clave en esta estrategia, logrando la aprobación de la resolución en la Cámara baja. Sin embargo, la resistencia en el Senado refleja las profundas divisiones partidistas y la complejidad de gobernar en un entorno políticamente polarizado.
La postura demócrata se basa en la preocupación por los recortes propuestos en programas sociales y la falta de un enfoque equilibrado en la asignación de recursos.
Schumer y otros líderes demócratas abogan por una resolución temporal que permita más tiempo para negociaciones y evite decisiones precipitadas que puedan perjudicar a sectores vulnerables de la población. Esta táctica busca garantizar que cualquier acuerdo presupuestario refleje una visión más inclusiva y equitativa de las prioridades nacionales.
¿Tomará Trump el control o nunca lo tuvo?
La capacidad de Trump para consolidar su poder legislativo está en juego. Si logra que el Senado apruebe la resolución, sería una demostración de su influencia y de la efectividad de su estrategia de presión.
Por el contrario, un rechazo podría debilitar su posición y evidenciar las limitaciones de su control sobre el Congreso. Además, un cierre gubernamental podría erosionar la confianza pública en la administración y en la capacidad de los líderes electos para gobernar eficazmente.
La situación actual también pone de relieve el delicado equilibrio de poderes en Washington. La Constitución establece un sistema de pesos y contrapesos diseñado para evitar la concentración de poder en una sola rama del gobierno.
Lo que debes saber. La actual confrontación presupuestaria es un ejemplo de cómo este equilibrio puede generar tensiones, pero también de cómo es fundamental para la salud de la democracia.
La inminente votación en el Senado sobre la resolución de financiación es más que una simple disputa presupuestaria. Es una prueba crítica de la capacidad de liderazgo del presidente Trump, de la cohesión y estrategia de los partidos políticos y del funcionamiento del sistema democrático estadounidense.