El Tokyo Dome se convirtió en una fiesta absoluta cuando Shohei Ohtani lideró a los Dodgers en una serie cargada de emoción y orgullo cultural. Los Dodgers derrotaron a los Cubs 4-1 en el primer juego y 6-3 en el segundo, en lo que fue una apertura de temporada que quedará para la historia. Pero, seamos honestos, todos estaban ahí por una razón clara: ver a Ohtani brillar.
Shohei Ohtani, el rey de Tokio
Con cada turno al bate, el estadio estallaba. Ohtani no tardó en responder a las expectativas al conectar el primer hit de la temporada en el quinto inning. Como si esto fuera poco, coronó su actuación con un doble en la novena entrada. No solo fue el MVP de tres ocasiones quien dominó en el campo, sino que también alimentó el orgullo nacional. “Estaba nervioso, algo raro en mí, pero sentí cómo los fans esperaban magia”, confesó él mismo al terminar el juego.
Su compañero, Yoshinobu Yamamoto, no se quedó atrás. El pitcher japonés lanzó cinco entradas sólidas, permitió solo una carrera y ponchó a cuatro rivales. Y ojo, lo logró mientras los Dodgers jugaban sin dos de sus estrellas clave, Mookie Betts y Freddie Freeman, ambos fuera de acción por enfermedad o lesión. Nada mal, ¿verdad?
Por qué Japón vive y respira béisbol
Japón no necesita excusas para mostrar su pasión por el béisbol, pero esta serie fue la cereza en el pastel. Antes de que el primer lanzamiento cruzara el plato, miles de fanáticos ya llenaban las calles alrededor del Tokyo Dome. ¿El uniforme más visto? El de Ohtani, por supuesto. Pero los aficionados llevaron su entusiasmo más allá:
- Venta loca de coleccionables: las cartas de Topps conmemorativas de Ohtani se agotaron al instante, todos los días de la serie.
- Fotógrafos en masa: alrededor de 200 cámaras apuntaron a Ohtani durante la práctica de bateo. Sí, 200.
Y eso no es novedad. Japón siempre apostó fuerte por el béisbol, algo que los propios directivos reconocen. “Este es un país que respira béisbol. Puedes hablar de fútbol o lo que sea, pero nada se acerca al nivel de obsesión aquí”, declaró David Leiner, presidente de Topps, citado por CNN.
El choque cultural y deportivo
No cualquier serie de la MLB es un fenómeno cultural. Pero, enfrentémoslo, cuando la estrella más brillante de Japón vuelve a casa, el impacto va mucho más allá de lo deportivo. Craig Counsell, mánager de los Cubs, aceptó con gracia el papel secundario de su equipo. “Cuando estás frente al jugador más famoso del mundo, entiendes por qué la atención no está centrada en ti”, admitió tras los encuentros.
Mientras tanto, Dave Roberts, mánager de los Dodgers, dejó claro lo que significa tener a Ohtani en su equipo. “Shohei no solo define el juego, es el juego. Su presencia eleva todo a otro nivel”, afirmó, citado por The Associated Press.
Samurai moderno en el diamante
Ohtani representa una mezcla perfecta entre el legado samurai y la modernidad. Los fanáticos japoneses no solo lo ven como un atleta, sino como un símbolo viviente de la excelencia. “No hay nada negativo que decir sobre Ohtani. Golpea jonrones de 500 pies y lanza a más de 100 millas por hora”, expresó Robert Whiting, experto en béisbol japonés.
Y, claro, eso tiene su lado agridulce. Aunque Ohtani domina en la MLB, muchos japoneses extrañan el impacto de estas figuras en su liga local, Nippon Professional Baseball. Pero verlo triunfar en el escenario más grande les llena de un orgullo difícil de igualar. Y por si eso fuera poco, los juegos de los Dodgers ahora se transmiten en Japón, con fanáticos pegados a sus pantallas desde temprano en la mañana.
La temporada 2025 de la MLB arrancó con fuerza, y no solo por los batazos. Esta fue una declaración de lo que significa el béisbol como puente cultural, una celebración de atletas que trascienden fronteras. Ohtani no solo juega, conquista corazones. Y mientras los Cubs y los Dodgers vuelven a Estados Unidos para continuar con la temporada el 27 de marzo, una cosa queda clara: Japón y el mundo seguirán atentos a cada paso de su héroe más brillante.