Elon Musk nunca pasa desapercibido, ya sea por sus innovaciones en tecnología o por su vida personal llena de controversias. Su uso de ketamina, un medicamento originalmente diseñado como anestésico, ha abierto un nuevo capítulo de debate sobre su impacto en la salud mental y el liderazgo en posiciones de poder.
De anestésico a esperanza terapéutica
La ketamina, aprobada como anestésico en los años 70, ahora está en boca de todos por su capacidad de aliviar rápidamente la depresión resistente a tratamientos tradicionales. En 2019, la FDA dio luz verde a Spravato, un derivado disponible solo en entornos médicos. Sin embargo, el uso recreativo y en "microdosis" explotó. Entre 2015 y 2019, su consumo recreativo aumentó en un 81.8%, seguido de otro 40% entre 2021 y 2022.
Esto equivale a unos 728,000 adultos en Estados Unidos usando ketamina en 2022, informó The Washington Post.
Elon Musk explains why he uses Ketamine:
— Citizen Free Press (@CitizenFreePres) March 18, 2024
"There are times when I have a negative chemical state in my brain, like depression, I guess. Ketamine is helpful for getting one out of a negative frame of mind.” pic.twitter.com/PUTzdkRWkQ
Musk, siempre sincero, contó en 2024 durante una entrevista con CNN que toma pequeñas dosis cada dos semanas para salir de estados de ánimo oscuros. "Hay veces en las que siento un estado químico negativo en mi cerebro, y esto me ayuda a salir de ese marco mental", afirmó.
El uso controlado y terapéutico de la ketamina ha captado la atención de figuras públicas, pero también evidencia los riesgos asociados, como lo demuestra el caso de Matthew Perry. Su muerte, relacionada con los efectos agudos de esta sustancia, generó preguntas sobre la fina línea entre el uso médico y el abuso potencial.
Riesgos y límites de la ketamina
No se puede negar que la ketamina, bien administrada, ofrece beneficios reales:
- Velocidad en los resultados: mejora síntomas depresivos en horas, no semanas.
- Reducción de crisis suicidas: brinda un respiro en momentos críticos.
- Versatilidad médica: además de la depresión, alivia dolores agudos.
Pero no todo es color de rosa. El lado oscuro incluye efectos secundarios como pérdida de memoria, pensamientos delirantes y dependencia psicológica. Mira este dato citado en Psychology Today: un estudio a 120 usuarios encontró que hasta quienes consumen apenas unas cuantas veces al mes desarrollan ideas obsesivas o megalomanía.
Y no solo eso. Un análisis reciente de la Universidad de California en San Diego reveló que los usuarios de ketamina suelen consumirla junto con otras sustancias como MDMA o GHB, lo que incrementa los riesgos de sobredosis y complicaciones graves. Además, las personas entre 26 y 34 años con un alto nivel educativo tienen más probabilidades de consumirla, especialmente en entornos de alto estrés.
¿Elon Musk lo tiene bajo control?
Eso depende a quién le preguntes. Mientras asegura que evita excesos: "Trabajo 16 horas al día; no me puedo permitir estar 'ido'", dijo en una ocasión, otros relatos pintan una imagen diferente.
En un evento de SpaceX, llegó tarde y mostró un comportamiento errático, describieron algunos asistentes a la reunión a The Wall Street Journal. Su abogado negó estas acusaciones específicas, aunque no detalló más. Aunque él insiste en que su uso es médico y moderado, varias voces cercanas han mostrado inquietud por las repercusiones en su liderazgo.
En 2025, la congresista estadounidense Mikie Sherrill propuso un proyecto de ley para realizar pruebas antidrogas a Musk y a los empleados de su Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). Según Axios, la propuesta busca garantizar que quienes manejan información sensible actúen de manera responsable y con claridad mental.
Musk playing with his silverware while tripping on ketamine at Bedminster.pic.twitter.com/2nvI7Wzuri
— Molly Ploofkins (@Mollyploofkins) March 22, 2025
Mentes brillantes, ¿seducidas por el Special K?
La ketamina no es exclusiva de Musk. Silicon Valley la adoptó como tendencia para microdosis, supuestamente potenciadoras de creatividad y productividad, o para aliviar el estrés. Además, clínicas y retiros "wellness" ofrecen sesiones con inyecciones y pastillas fuera de regulaciones estrictas. Eso sí, sin cobertura de seguros, porque el bienestar, al parecer, va de la mano con el lujo.
El caso Musk expone cómo figuras públicas pueden normalizar prácticas médicas o incluso polémicas. Su frase, "Desde la perspectiva de Wall Street, lo que importa es la ejecución", suena confiada, pero no calma las preocupaciones.
En Reino Unido, más de 2,000 personas buscaron ayuda por adicción a la ketamina durante 2023, según datos también mencionados en The Atlantic. Esto demuestra que, aunque la sustancia tiene efectos prometedores, no está exenta de riesgos graves, y el mensaje que transmiten usuarios influyentes importa.
Musk declaró que la ketamina le funciona, pero su caso aviva un debate más amplio. ¿Deberíamos reconsiderar cómo y quién accede a este tipo de tratamientos? Mientras tanto, entre sus tweets nocturnos, discursos excéntricos y trabajos maratónicos, Elon sigue manteniéndonos pendientes. ¿Un visionario incomprendido o un genio desbordado? Pregúntale al próximo meme de Twitter.
Sea como sea, la historia de Musk y la ketamina es un recordatorio ácido de cómo las mentes más brillantes también enfrentan sus propios demonios. Y, por ahora, la conversación apenas comienza.