La crisis en la industria restaurantera de Washington D.C. se agudiza, con propietarios de establecimientos emblemáticos como Brookland's Finest cerrando sus puertas ante los desafíos financieros insostenibles.
A medida que los aumentos salariales y los despidos gubernamentales impactan las operaciones, los dueños se encuentran en una situación desesperante para mantener sus negocios abiertos.
Tony Tomelden, copropietario de Brookland's Finest, declaró a The Washington Post que lamenta la pérdida de su restaurante tras años de éxito y señala que la reciente legislación sobre el salario mínimo para empleados que reciben propinas ha incrementado dramáticamente los costos operativos, llevándolo a una reducción de personal y, finalmente, al cierre.
Después de iniciar su trayectoria en el sector de la hostelería hace 46 años, Tomelden, cuyo primer empleo fue lavar platos y preparar pollo frito en la cadena Roy Rogers, expresó que el contexto actual de la gastronomía local presenta desafíos significativos.
Mencionó una "mentalidad de refugio" que, en su opinión, retiene a algunos clientes en sus hogares tras los confinamientos por el coronavirus, sumado a los incrementos salariales anuales del personal que recibe propinas. Para Tomelden, mantenerse económicamente estable se ha convertido en una tarea extenuante.
"Si tu clientela disminuye mientras los costos de nómina se multiplican por dos o por tres debido a la ley I-82... todos estos factores combinados hacen que la situación sea prácticamente insostenible", explicó.
Tomelden relató que, previo a la pandemia, el restaurante casual que abrió en junio de 2014 junto al chef ejecutivo Shannan Troncoso y el cofundador John Solomon, parecía tener un potencial de crecimiento "ilimitado".
Iniciativa 82
Este cierre no es un caso aislado; se espera que numerosos restaurantes sigan el mismo camino debido a la presión económica ejercida por la Iniciativa 82: esta ley, promulgada en 2023, aumenta el salario mínimo de los trabajadores que reciben propinas, como camareros y barmans, elevando el salario mínimo por propina de poco más de 5 dólares a 10 dólares, con planes de llegar a 17,50 dólares en 2027.
La Asociación de Restaurantes de la Región Metropolitana de Washington (RAMW) solicitó al Concejo de Washington para que derogue la Iniciativa 82, alegando la alteración de las condiciones económicas.
El salario actual para empleados que reciben propinas es de $10 por hora y aumentará a $12 el 1 de julio. Históricamente, en Washington D.C. y en muchas otras partes de Estados Unidos, era usual que los trabajadores que recibían propinas tuvieran un salario base menor, con la expectativa de que las propinas lo complementaran o superaran el salario mínimo. Si las propinas no eran suficientes, la ley exigía a las empresas cubrir la diferencia.
Por ello, los propietarios de restaurantes temen que este aumento salarial obstaculice el crecimiento del empleo y restrinja los márgenes de beneficio.
Aunque el gobierno de Washington D.C. no ha propuesto formalmente ninguna ley para anular la medida, la concejal Anita Bonds (demócrata, elegida en la Asamblea General) se ha reunido con residentes a favor y en contra de la Iniciativa 82, mostrando comprensión por las dificultades financieras que enfrentan tanto los empleados como los dueños de negocios.
Kevin Chavous, vocero de la concejal, declaró a WAPO que Bonds no está a favor de eliminar la ley por completo, pero está "analizando alternativas", como mantener el salario mínimo para trabajadores que reciben propinas en $10 por hora. Chavous enfatizó que "es necesario tomar medidas debido al impacto negativo que ha experimentado el sector de la restauración."