Robert F. Kennedy Jr., secretario de Salud de Estados Unidos, no pasó desapercibido tras calificar al autismo como una “epidemia” durante una conferencia reciente. Con un gesto desafiante, aseguró que este aumento responde a factores ambientales que quiere identificar. Según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los diagnósticos incrementaron de 1 en 36 niños en 2020 a 1 en 31 en 2022. Pero mientras Kennedy levanta su bandera, especialistas y la comunidad autista se preguntan si estamos hablando de ciencia o de alarmismo.
La cruzada de los "tóxicos secretos"
Kennedy prometió investigar las causas ambientales que, según él, explicarían el autismo. Incluso anunció estudios con resultados preliminares para septiembre. Sin embargo, varias voces cuestionaron la seriedad de estos planes. Catherine Lord, experta de UCLA, señaló a NPR que el enfoque de Kennedy simplifica la naturaleza compleja de este trastorno. "No encontraremos una única toxina mágica", afirmó.
Mientras tanto, el informe de los CDC sugirió que el incremento en diagnósticos podría deberse, en parte, a mejoras en los métodos de detección. Kristyn Roth, de la Autism Society, fue más directa al pedir que cualquier investigación se base en ciencia sólida, no en suposiciones. Y aunque la promesa de Kennedy suena ambiciosa, expertos advierten que los estudios serios tardan años, no meses.
Comentarios que encienden polémicas
La verdadera tormenta no se desató por sus planes de investigación, sino por sus palabras. Kennedy describió a personas autistas como incapaces de trabajar, pagar impuestos o siquiera usar el baño sin ayuda. Estas afirmaciones no solo chocaron con la ciencia, sino también con la dignidad de quienes viven bajo el espectro autista.
Alison Singer, presidenta de Autism Science Foundation, criticó la postura de Kennedy al afirmar que estas ideas ignoran los logros y vidas plenas que muchas personas con autismo construyen. Contó, por ejemplo, que su hija trabaja en una granja y su hermano colabora entregando alimentos a ancianos dependientes. "No son invisibles, son esenciales", respondió Singer.
Por otro lado, Zoe Gross, de Autistic Self Advocacy Network, disparó contra Kennedy calificando su discurso como mezquino. "Hablar así es regresar a ideas que llevamos años desmantelando", declaró. Mientras tanto, figuras públicas como el doctor Peter Hotez, cuya hija es autista, también alzaron la voz. “Mi hija trabaja, ríe y disfruta de la vida; sus palabras nos deshumanizan”, expresó a través de redes sociales.
¿Vacunas otra vez?
Kennedy no es nuevo en el debate. Reconocido por sus cuestionamientos a las vacunas, revivió indirectamente las teorías falsas que las relacionan con el autismo. Durante audiencias previas, evitó borrar este vínculo pese a los extensos estudios que lo desmienten. Datos de un análisis de 2019 en Dinamarca, confirmaron que las vacunas no aumentan el riesgo de autismo, incluso entre niños con predisposición genética. Sin embargo, Kennedy sigue pidiendo "más pruebas".
Avances que Kennedy ignora
Mientras las palabras de Kennedy avivan controversias, investigadores presentan herramientas prometedoras que buscan cambiar el panorama. Clearstrand-ASD, un revolucionario método que utiliza un simple cabello para descartar el autismo en bebés, ya está disponible, aunque su costo de $2,750 lo pone fuera del alcance de muchas familias. Manish Arora, CEO de LinusBio, explicó a NBC News que este test alcanza una precisión de 92.5 % al excluir casos. Sin embargo, expertos como Rebecca Landa, directora en el Instituto Kennedy Krieger, han subrayado que ninguna herramienta suplanta un diagnóstico tradicional.
Entonces, ¿por qué Kennedy sopla velas viejas mientras la ciencia avanza hacia lo nuevo? Catherine Lord resumió la frustración general al decir que estos debates estériles desvían la atención de lo importante. "Podríamos estar ayudando más, no buscando culpables sin pruebas", concluyó para NPR.
La diversidad humana no se estigmatiza
Al final, más que una cruzada científica, el discurso de Kennedy pone en jaque los avances sociales en torno al autismo. Recordamos cómo la representación de personas autistas en series como The Good Doctor o Woo, abogada extraordinaria ayuda a derribar estigmas. Estas historias destacan que, con apoyo y visibilidad, la independencia puede florecer dentro de este espectro.
La comunidad autista no solo exige respeto, sino perspectiva. En medio de datos, mitos y polémicas, la ciencia y la humanidad piden paso. ¿Resolverá Kennedy este dilema o quedará atrapado en su propio incendio mediático? Solo el tiempo lo dirá.