Después del descanso, vuelve el drama en el Congreso. Los republicanos tienen exactamente cuatro semanas para intentar pasar el mega-paquete de reformas que hará realidad los sueños de Donald Trump: recortes de impuestos monumentales, gastos militares desorbitados, endurecimiento de políticas migratorias, y, claro, elevar el techo de la deuda en unos módicos cinco billones de dólares. Lo normal, ¿no?
El plan es sencillo en teoría, suicida en la práctica. Primero, lograr que sus propios compañeros de partido voten en bloque en la Cámara de Representantes. Luego, navegar las reglas absurdas del Senado mientras los demócratas lanzan todo tipo de bombas procedimentales. Todo antes de Memorial Day. ¿Qué podría salir mal?
Spoiler: todo.
¿Recortes a Medicaid? Sí, pero ya va
Nada dice "gobernar responsablemente" como intentar recortar el único programa de salud que millones de estadounidenses realmente usan. Sí, amigos, los republicanos quieren ahorrar cortando el Medicaid. La idea es combatir el "fraude y abuso", aunque todavía nadie ha explicado cómo, ni cuánto realmente se va a ahorrar.
Además, quieren imponer requisitos de trabajo para los adultos saludables (traducción: más papeleo para recibir asistencia), lo cual suena bien en teoría hasta que te das cuenta de que eso apenas rascaría el ahorro de los dos trillones de dólares que quieren recortar. Ups.
Y aquí comienza el baile: algunos republicanos quieren pasar la factura a los estados (que, sorpresa, no pueden pagarla), mientras otros temen que eso los deje sin votantes… digo, sin servicios esenciales. Como dice Chip Roy, el nuevo cheerleader del apocalipsis presupuestario: "Es hora de poner o callarse". Porque claro, no hay mejor forma de demostrar patriotismo que recortarle el seguro médico a la gente.
Segundo: recortes de impuestos para ricos… otra vez
En el menú fiscal, el plato fuerte es revivir y extender los recortes de impuestos de 2017, esos que beneficiaron casualmente a los más ricos y dejaron el déficit sangrando. Costo estimado: unos modestos $4.6 billones en 10 años. Pero no se preocupen, que ya están pensando en "formas creativas" de que parezca menos caro.
Trump ha dejado claro que no tocarán las tasas de los ricos (faltaba más), pero están coqueteando con otras ideas, como eliminar impuestos a propinas y horas extra. Suena bien hasta que ves venir el tsunami de trampas fiscales que eso generaría.
¿Y eliminar el famoso "carried interest" para que los gestores de fondos de inversión dejen de pagar menos impuestos que tú? Suena revolucionario, pero no esperes milagros: esos lobistas no pagan cenas de $500 por gusto.
Tercero: la guerra santa del SALT
Mientras unos hablan de salvar el país, otros solo quieren salvar su deducción de impuestos local. Bienvenidos al drama del SALT: republicanos de Nueva York y California amenazan con voltear la votación si no suben el límite de deducción estatal. Porque claro, ¿qué sería de la democracia sin defender el derecho sagrado de deducir más en tu declaración de impuestos?
El problema: la mayoría del partido no quiere ni oír hablar del SALT, porque en sus distritos nadie tiene deducciones tan altas. Resultado probable: lágrimas, amenazas y chantajes a última hora.
Cuarto: adiós, créditos verdes… o no
¿Qué tan comprometido está el GOP en desmantelar las políticas verdes de Biden? Pues depende: si cortar fondos a energías limpias daña tu propio distrito, entonces tal vez lo pensamos dos veces, ¿vale?
Así que sí, hay un consenso generalizado en destruir la "agenda woke" de Biden, pero poca disposición a renunciar a los jugosos subsidios que bajan el precio de tu Tesla o tu aire acondicionado ecológico.
Quinto: la obsesión con más gasto militar
Mientras hablan de “achicar el gobierno”, los republicanos también proponen aumentar el gasto militar en $100 o $150 mil millones. Porque claramente la mejor forma de ser "fiscales responsables" es gastar más en armas que el resto del planeta combinado.
Algunos, como el siempre divertido Tim Burchett, ya señalaron que el Pentágono no ha pasado una auditoría en décadas, pero eh, ¿quién necesita controlar gastos cuando puedes comprar más misiles?