La economía de Estados Unidos se contrajo a una tasa anualizada del 0.3% durante el primer trimestre de 2025, según informó este miércoles el Departamento de Comercio.
Se trata del primer retroceso económico en tres años, en un contexto de creciente incertidumbre por la política comercial de la administración Trump.
Por qué importa: Este es el primer informe del Producto Interno Bruto (PIB) bajo el segundo mandato del presidente Donald Trump y muestra una economía que comenzó a debilitarse incluso antes de la implementación de los aranceles más altos.
El dato contrasta drásticamente con el crecimiento del 2.4% registrado en el último trimestre de 2024.
Un balde de agua fría en Wall Street
Qué provocó la caída: el informe atribuye la contracción principalmente a un aumento en las importaciones, impulsado por empresas que se apresuraron a traer mercancías antes de que entraran en vigor nuevos aranceles.
A esto se suma una disminución en el gasto gubernamental y una desaceleración en el consumo privado, especialmente en bienes duraderos.
Detalles de un informe que muestra la realidad
Las ventas finales reales a compradores privados nacionales —una medida que excluye componentes volátiles como el comercio y los inventarios— crecieron un 3%, una señal de que aún hay cierta resiliencia subyacente en la economía.
El gasto del consumidor aumentó solo un 1.8% frente al 4% del trimestre anterior, debido en parte a fenómenos climáticos extremos como tormentas invernales y los incendios forestales en California.
La inversión empresarial repuntó gracias a un fuerte aumento en la compra de equipos, posiblemente en un intento por anticiparse a los aranceles.
Impacto en los mercados. La reacción en Wall Street fue inmediata. El índice Dow Jones Industrial Average se desplomó más de 800 puntos tras conocerse el informe, reflejando el nerviosismo de los inversionistas ante una posible desaceleración económica prolongada. El sector tecnológico y el industrial fueron los más golpeados.
Panorama general. Aunque los datos del PIB cubren el periodo de enero a marzo, las tensiones comerciales se intensificaron aún más en abril, cuando la Casa Blanca impuso un arancel universal del 10% y un arancel específico del 145% sobre bienes chinos, desencadenando represalias por parte de Pekín. El comercio bilateral prácticamente se ha paralizado desde entonces.
Lo que viene. La administración Trump ha enviado señales contradictorias. Aunque ha ofrecido concesiones arancelarias para la industria automotriz y algunos productos electrónicos, no hay una ruta clara hacia una reducción generalizada de los aranceles. Tampoco está claro si hay negociaciones activas con China en curso.
La evolución de la economía estadounidense dependerá en gran medida de la dirección que tomen las políticas comerciales de la Casa Blanca. Con un entorno internacional incierto y un consumo interno en desaceleración, el crecimiento económico enfrenta vientos en contra considerables en lo que resta del año.