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Mike Waltz no sobrevió al Signalgate

¿Crónicas de una destitución anunciada? Bueno, no está tan lejos de la realidad: Trump anunció que Mike Waltz ya no servirá como asesor de seguridad nacional, solo duró 100 días en el cargo

FOTO. EFE.

LO RESPALDARON… HASTA QUE NO.

¿Crónicas de una destitución anunciada? Bueno, no está tan lejos de la realidad. A través de Truth Social, el que parece el nuevo canal informativo oficial de la Casa Blanca, el presidente Donald Trump anunció que Mike Waltz ya no servirá como asesor de seguridad nacional, solo duró 100 días en el cargo.

Pero, más allá del relevo en sí, la forma en que se manejó —con una promoción sorpresa a la ONU y sin aviso previo ni a la vocería del Departamento de Estado— demuestra una toma de decisiones marcada por la improvisación, las lealtades, pero, especialmente, la fractura que dejó el escándalo de Signal.

La destitución de Waltz es la primera salida de un alto cargo en la segunda administración de Trump y sacudiría –directamente– al equipo de seguridad nacional que ya de por sí está sumido en el caos y la agitación.

No todos están contentos. Un grupo de senadores republicanos expresaron su decepción por la destitución de Waltz. “He did a very good job as national security adviser”, dijo el senador por Texas, Ted Cruz.

Signalgate sentenció a Waltz.

¿Signal le costó el puesto? La confianza en Waltz se debilitó tras el Signalgate, donde, por error, agregó a un periodista a un chat cifrado donde altos funcionarios discutían posibles ataques a los hutíes en Yemen. El contenido, según exfuncionarios, era posiblemente clasificado. Aunque la administración negó que se tratara de material sensible, el daño en su reputación fue irreversible.

La filtración puso en duda su criterio, su manejo de información crítica y su capacidad para liderar el Consejo de Seguridad Nacional.

Solo duró 100 días y ya es el primer caído. Con apenas tres meses en el cargo, Waltz se convirtió en la primera baja de alto nivel en el segundo mandato de Trump. Su salida deja un vacío en un momento clave de definiciones en política exterior y seguridad interna. Que su rol no requiriera confirmación del Senado facilitó su entrada, pero también su salida. Aunque Trump defendió públicamente su labor, lo removió sin anunciar si su nuevo cargo en la ONU tendrá estatus de gabinete, lo que puede marcar un descenso en su influencia real.

Parece que Marco Rubio, sí lo está haciendo bien. Durante la transición, el secretario de Estado tomará las riendas de la seguridad nacional, acumulando así un poder inusual en diplomacia y defensa. Esto sugiere una recentralización del poder en figuras de la plena confianza de Trump. Mientras tanto, otras salidas —como la del viceasesor Alex Wong— indican una purga silenciosa en el aparato de seguridad.

La salida de Waltz deja al descubierto las tensiones internas y la fragilidad institucional dentro del círculo más cercano a Trump. Aunque su traslado a la ONU busca proyectar continuidad, en realidad evidencia un intento por contener el daño político. La concentración de poder en figuras como Rubio y la improvisación en los relevos alimentan dudas sobre la estabilidad del equipo de seguridad nacional. Signalgate fue el catalizador, pero el problema puede ser más profundo.

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